Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- En Julio de 2013, trascendió que Ricardo Ronquillo, subdirector del periódico Juventud Rebelde, en la primera jornada del IX Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), narró las prácticas más recientes en la construcción de la agenda mediática del diario entre su dirección y los periodistas, a partir de los temas que más preocupan a la población. Con ese prisma, recientemente el rotativo de la juventud cubana decidió una labor devenida ¿Cómo hacer un reportaje en Coppelia?
Unos cuántos párrafos acerca de lo sucedido en la ocasión que abordo, son suficientes para que el lector/a conozca qué aconteció y, por ende, advierta el porqué de estas líneas.
Comienza así ¿Cómo hacer…?:
“Dicen que lo más difícil no es trabajar, sino pasar trabajo para hacerlo. Y esa es la historia más breve del proceso que hay que sufrir para lograr un reportaje sobre Coppelia, la llamada Catedral cubana del Helado, que por estos días ha hecho honor a su categoría de Catedral, no por razones de su objeto social, sino por las interminables planificaciones que rodean el propósito de hacer un reportaje sobre ese centro.
“El jueves 25 de agosto comenzaron las peripecias en Coppelia de un dúo de periodista y fotógrafo de este diario, que creímos que era cosa de coser y cantar el realizar varias entrevistas en este sitio tan visitado por cubanas y cubanos, para indagar sobre su funcionamiento en la etapa vacacional y sobre las revitalizaciones constructivas que experimenta hace meses”.
Finalmente, significa:
“Y no es el personal a cargo de ese sitio el principal responsable de que hoy usted lea esta historia y no la otra. Llevan el protagonismo en este relato helado (no por el producto de marras, sino por la frialdad de explicaciones y respuestas) los graves problemas de comunicación interna y externa que distinguen los modos de hacer de varias instituciones del país.
“Al periodismo hay que abrirle las puertas. Ya sea de un Ministerio, de una empresa o de un local de servicios. Y más aún si hablamos de entidades estatales, que forman parte de un mismo sistema en el que lo imprescindible es dar lo mejor al pueblo. Habría que preguntarse el porqué de las limitaciones y los rodeos para permitirnos hacer un reportaje en Coppelia”.
Entretanto, recordé la intervención del compañero Díaz-Canel en el citado Congreso de la UPEC que calificó de necesario y oportuno, amén de explicar que la Comisión del Buró Político del Partido Comunista de Cuba que atiende la implementación y el desarrollo de los Lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución Cubana creó un grupo de trabajo que desde abril de 2013 labora en el diseño de una política comunicacional del Estado y del Gobierno, incluidos los medios de comunicación.
Asimismo, a mi mente vino que el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministro en la Mayor de las Antillas a la sazón también aludió a las insatisfacciones manifestadas en los debates con las fuentes de información a la prensa y sus responsabilidades y las soluciones que deben darse en este sentido no solo a nivel de país sino de provincias y municipios; al paso que acotó: “Lo que nos falta para alimentar el deseo de mejorar la prensa y hacerla más virtuosa, es el diálogo”.
Por mi parte, considero que ya es inaplazable la concreción de la mencionada política comunicacional del Estado y del Gobierno en nuestro país —escudo que indiscutiblemente en parte hubiera evitado este Caso Coppelia; al tiempo que exclamo a los cuatro vientos: si Juventud Rebelde evidencia extremos del Burocratismo, entonces se imponen una medida ejemplarizante contra los “dueños” de la información que necesita el pueblo. He aquí una buena manera de actuar, para que determinado decisores respeten al poder que radica en la mayoría de cubanos/as.
