Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- El recién electo presidente de Brasil, capitán Jair Bolsonaro, para parecerse aún más a su ídolo Donald Trump, tomó en una mano el garrote y en el otra una zanahoria, como si el mundo no supiera el nefasto resultado de esa vieja política yanqui.


MartianosEl garrote es para usarlo contra su propio pueblo, ese que se dejó arrastrar por las noticias tergiversadas y campañas sucias para elegirlo como jefe de estado. En breve empezarán a comprender el grave error cometido, como lo hacen hoy los argentinos con el suyo.

La primera medida con el garrote es la línea política contra los médicos cubanos del programa de la OPS “Mais Médicos”, y en alianza con el senador yanqui Marco Rubio, miembro activo de la mafia terrorista anticubana, pretendió presionar al gobierno de Cuba con exigencias inaceptables que lesionan la dignidad de los cubanos.

Ante su anuncio, el Ministerio de Salud de Cuba tomó la decorosa decisión de dar por terminada la tarea de dicha misión, retirando de inmediato al personal de la Salud, algo que afectará a la población más pobre de Brasil, sobre todo en las zonas selváticas y alejadas de las grandes ciudades, a donde los médicos brasileños se niegan a prestar sus servicios.

Para eso le servirá el garrote, para dejar sin asistencia a millones de personas, algo que no le preocupa.

A la vez la zanahoria es para engatusar a los médicos cubanos, ofreciéndoles “asilo” con la intensión de afectar a Cuba con el robo de sus profesionales, pero ojo, es un engaño lo que propone pues aquellos que acepten no regresar a su patria, no podrán seguir trabajando como médicos, al no reconocérsele su título cubano y tendrán que pagar más de mil USD para acceder a dos exámenes en idioma portugués, uno teórico y otro práctico.

Mientras no aprueben, tendrán que buscar otros trabajos, pagar alquiler y alimentación, por tanto, no es cosa de coser y cantar.

Muchos médicos cubanos escuchando cantos de sirenas bajo el programa del Parole, creado por el Departamento de Estado para robarse a los cubanos que cumplen misión en el exterior, jamás han podido revalidar su título de médico y menos el de especialista, aunque tengan muchos años de experiencia y sus diplomas que los acreditan.

Solo pocos logran el sueño de ejercer fuera de Cuba, mientras los más tuvieron que cursar especialidades como enfermería o laboratoristas, e incluso hasta trabajar en servicios gastronómicos y otros similares para sostenerse.

Según declaraciones del capitán Bolsonaro: “Es inhumano dejar esos profesionales alejados de sus familiares. Muchas mujeres están aquí mientras que sus hijos menores no pueden salir de Cuba”.

Pura demagogia, pues ahora es él quien le propone a los que se nieguen a regresar a su tierra, que dejen atrás a su familia, porque para podérsele llevar tendrán que cubrir altos gastos en boletos de avión, rentar una vivienda y avituallarla, además de comenzar el proceso de reclamación ante las autoridades migratorias de Brasil, asunto que no es nada simple, porque solo la obtención del visado resulta un embrollo a veces de años, situación que todos los cubanos conocen.

Los cubanos tienen algo de lo que evidentemente carece el nuevo presidente y es la dignidad, la que no se compra con miles de dólares y es precisamente eso lo que no soportan los yanquis, al no haber podido poner de rodillas a la inmensa mayoría del pueblo de Cuba.

Vamos a ver si el “muy preocupado humanitario” capitán Bolsonaro por el poco salario que recibían los médicos cubanos, le paga a los que se asilen en Brasil un salario decente para que puedan subsistir allá, hasta que algún día puedan revalidad su título en prefecto idioma portugués, y que ese sueldo les alcance para rentar un departamento, alimentarse, pagar la electricidad, el transporte, ropa y además acumular dinero para costear el traslado de su núcleo familiar de Cuba a Brasil.

Lo demás será la historia contada algún día por aquellos que se lancen en esa aventura y también por sus familiares en Cuba, quienes quedarán a la espera de poder reunirse en el tiempo más breve posible.

Evidentemente al presidente y sus asesores de la ultraderecha, le salió el tiro por la culata, pues no calcularon que Cuba retiraría a sus profesionales de la salud, antes de que los humillaran expulsándolos de Brasil, por eso ahora dicen que “la suspensión del programa fue anunciada de forma unilateral por la dictadura cubana, sin tener en cuenta los daños que puede provocar entre la población pobre brasileña”, como si a él le interesara esa parte de su sociedad.

Ante esta realidad, el nuevo presidente tendrá que enfrentarse a muchos ciudadanos que votaron por él, con la esperanza de una mejoría en sus niveles de vida, los que desgraciadamente se sentirán traicionados por alguien que, como Donald Trump, solo mira hacia el bando de los ricos.

Uno de los asalariados que los yanquis mantienen en La Habana, corrió presto a señalar: “Retirarse de Mais Médicos es un acto de soberbia”. Ignorante y carente de principios, porque como afirmó José Martí:

Al honrado se le llama orgulloso y la dignidad es tenida por soberbia”.

*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.

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