Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Unos ocho meses atrás, firme la primera parte de este título con el ánimo de acreditar que el tema presupone la rectoría de nuestro Partido dirigente, la irrevocabilidad de nuestro proceso revolucionario como voluntad popular y la dependencia de toda su dinámica al principio de consulta/participación/arbitraje de las masas sobre el quehacer de sus directivos en el marco del denominado Concepto de Revolución de Fidel; al tiempo que formulé mi modo de percibir/definir el Sistema de marras (1). Es una mirada que complemento hoy, de cara a la situación que vivimos complejizada por la ¿nueva? arremetida yanqui contra la Unión cubano-venezolana (2).
Ante todo, hago saber mi presupuesto: reitero lo que consideré hace unos tres años: fue/es una Infamia desenfrenada la actitud de una mercenaria al augurar el “retorno de los momentos más duros del Período Especial” (3); a esta altura, pienso que estamos lejos de volver a la situación de finales del siglo pasado cuando cayó asesinada la Unión Soviética/dejamos de contar con su colaboración y desde Estados Unidos se multiplicaron las agresiones contra la Isla (4); apuesto a la armonía plena y tangible entre los Compañeros Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro (5); convoco a meditar sobre el rótulo “¿Cuba regresará al Periodo Especial?” (6); y me siento coautor de la apreciación que continúa emanada de nuestro Presidente:
“Venezuela, Nicaragua y Cuba son las naciones cuyos procesos políticos no aceptan los monroístas de la administración Trump […]”. “No podemos subestimar la escalada de estas agresiones. Más allá de las amenazas […], ha crecido la persecución financiera y el Bloqueo comercial contra Cuba”. “Situados frente a ese mapa de tremendos retos, corremos el riesgo de creer que no hay salidas. Pero la historia tiene algo que decirnos. Fidel, Raúl, Almeida, Camilo, Che, la generación de nuestros padres y abuelos, enfrentaron, con menos experiencia e incluso menos recursos, momentos más graves y oscuros. Y salieron victoriosos” (7).
Así, no solo pondero la alerta siguiente del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba: “Frente al turbulento escenario que se ha conformado, hemos definido como prioridades insoslayables la preparación del país para la defensa y el desarrollo de la economía nacional. Ambas direcciones con igual importancia” (8); sino que además asumo como pertinente el quehacer de nuestro Gobierno en la presente contexto (9), particularmente la posición del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) que, frente al desabastecimiento, ha adoptado medidas temporales para la distribución equitativa de productos en el archipiélago nacional (10).
No obstante, mis reflexiones alrededor del latir cubano en medio de lo complejidad que tiene lugar en este momento me conducen a llamar la atención sobre determinados tópicos, a saber:
Por un lado, si bien saludo que la posición del MINCIN incluya que “Muchas personas apoyan las medidas de control. Aun así, la política del país no es incorporar productos a la canasta normada, y sí a los mercados de oferta y demanda. Por lo tanto, esta es una situación coyuntural y las decisiones lo que pretenden es mayor equidad”; a la vez propongo revisar lo concerniente al papel de la “Libreta de abastecimiento” (donde se registran los productos de esa canasta): en mi comunidad, se repartió la papa (vianda de indiscutible demandada) a través de su control en esa “Libreta” sin llegarla a “incorporar [como uno de los] productos a la canasta normada” —precisamente, en aras de la distribución lo más equitativa posible. Resultado: los vecinos/as quedamos muy conforme, razón que avala la exhortación a decisores a que sigan con ese ejemplo con otros artículos de primera necesidad.
En paralelo, pienso que podemos/debemos “Hacer más contra el Bloqueo interno”: es evidente que todavía determinados cuadros de los organismos abastecedores de mercancías para el pueblo no les hacen una guerra a merolicos y revendedores en medio de la escasez de hoy día y, en correspondencia, resulta imprescindible un salto cualitativo en la gestión del control revolucionario. Digo más: en el enfrentamiento a estos problemas, hay que incluir la renovación de los directivos que no muestran avances tangibles, la aplicación de sanciones ejemplarizantes cuando el caso lo requiera y la divulgación de todo ello a través de nuestros medios de comunicación (11).
Por demás —al paso que advierto “avances, contradicciones y manipulación” derivadas de la XII Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia (12)—, vuelvo a significar que hemos de velar porque ninguno de los derechos ciudadanos beneficie a unos en detrimento de otros, ajustados a la sapiencia popular y de variados expertos. Es decir, no ha de asumirse que se beneficie a proletarios/as y no a campesinos/as; a trabajadores/as manuales y no a intelectuales; a jóvenes y no a adultos/as; a mujeres y no a hombres —aquí, muy relativamente: nuestras féminas merecen ser privilegiadas—; a personas de piel oscura y no a de piel clara; a religiosos/as y no a quienes no lo sean; a determinada fracción religiosa y no a las demás; a integrantes de la comunidad LGBTI y no a heterosexuales (13).
En consecuencia, ante la nueva Constitución opino que el “ARTÍCULO 42. Todas las personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación […]” debe ir de la mano del “ARTÍCULO 45. El ejercicio de los derechos de las personas solo está limitado por los derechos de los demás, la seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto al orden público, a la Constitución y a las leyes” (14); sin descartar que en este orden de análisis encuentro un imperativo en la brújula de Fidel Castro relacionada con el principio del Centralismo Democrático (15). O sea, ha de exigirse que se cumpla tanto que haber votado en contra de la Carta Magna no exime a nadie de su cumplimiento como que en efecto no quede favorecido ningún segmento poblacional en detrimento de otros; así como que haya claridad en cuanto a la visión clasista condicionante de la construcción de nuestro proceso revolucionario/sobre la máxima martiana expresada en el verso “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar” (16) —so pena de estimular la anarquía.
Concluyo: insisto en la pertinencia de trabajar en aras de favorecer al ciudadano/a cubano/a, cerrarle el tránsito a la especie de Satanás territorial y empoderar más y más a las masas (17); y al mismo tiempo, estoy convencido de que es indispensable incrementar la percepción según la cual edificar nuestro Socialismo (18) equivale a convertir en palpable el sentipensamiento del pueblo —muestra inequívoca de cómo ha de ser el pulso del Sistema Político en Cuba. ¡Amén!
Referencias:
1.- http://kaosenlared.net/cuba-el-pulso-de-su-sistema-politico/.
3.- https://kaosenlared.net/yoani-sanchez-infamia-desenfrenada/.
16.- http://www.sierramaestra.cu/index.php/opinion/18919-versos-sencillos-de-jose-marti.
17.- http://kaosenlared.net/cuba-su-pueblo-esta-empoderado/.
