Javier Francisco Domínguez - La Otra Versión / Cubainformación.- Las acusaciones de comunista han sido la fórmula para desacreditar a determinados candidatos presidenciales que no representan a los intereses de banqueros y trasnacionales en la región y así intimidar al electorado pero… ¿todavía funciona esta estrategia?
Los procesos electorales recientes van despejando las dudas ante la interrogante anterior dado que ni siquiera en EE.UU a Donald Trump le dio el resultado esperado estar llamando «comunista» a su rival demócrata que al final salió ganador en unas elecciones que quedaron en el recuerdo como lo más bochornoso en la historia democrática de ese país cuando el candidato derrotado se negó a reconocer su fracaso lo cual desató el odio y el caos entre sus seguidores que llegaron a invadir la sede del congreso.
Cruzando el río Bravo pero con rumbo sur nos encontramos con Andres Manuel López Obrador (AMLO), otro de los acusados de Castro-Chavistas e izquierdista radical.
AMLO recibió una fuerte campaña para dañar su imagen.
Aquí el mensaje en las urnas enbdiciembre de 2018 fue muy claro pues en las presidenciales literalmente arrasó sin dejar margen a dudas en cuanto a su favoritismo en un electorado acostumbrado a políticos ladrones llenos de promesas electorales.
López Obrador arrasó en las presidenciales.
A 3 años de su mandato, las campañas para desacreditar su imagen continúan pero las diferentes encuestas le siguen dando aprobación a su gestión a la cual le ha correspondido una etapa difícil por coincidir con la pandemia.
La izquierdista Xiomara Castro ha sido otra figura de la vida política que al no representar intereses de los poderosos fue acusada de seguir ideologías pasadas de moda pero los resultados siguen reflejando que quien está fuera de moda es el capitalismo pues en su caso fue otra presidenta electa, con el 51% de los votos en primera vuelta, a la que en nada le perjudicó que la acusaran de comunista o hasta que le compararan con Fidel por la coincidencia del mismo apellido.
Xiomara alcanzó más votos que todos sus rivales juntos.
El pueblo de Honduras, con más de un siglo de explotación, ha comprendido que las políticas neoliberales en Latinoamérica sólo llevan prosperidad a unos pocos y a la vez la miseria a las mayorías, por tanto no hay otro sistema más compatible con la equidad y la vida en el planeta que ese que los poderosos insisten en calumniar e impedir su normal desarrollo por todas las vías posibles: el socialismo.
En nuestro recorrido con rumbo sur nos encontramos al maestro rural Pedro Castillo quien el 6 de junio de 2021alcanzó la presidencia de Perú, un país que desde hace años no encuentra el camino de la paz social y la gobernabilidad. Pues a Castillo, por su origen campesino le desataron una feroz campaña tanto dentro como fuera del Perú. Medios internacionales como CNN cada semana dedicaba varios trabajos a dañar su imagen.
Vargas Llosa nunca imaginó que en tan poco tiempo le harían tantas entrevistas para lanzar sus venenosas teorías sobre lo «dañino» que puede ser el comunismo y entablar comparaciones sobre la imagen de los lápices que acompañaba los podios del maestro con la campaña de alfabetización cubana de la década del 60 del siglo pasado.
En el caso de su vecino, Chile el candidato ultraderechista José Antonio Kast, decía en sus discursos previos a la segunda vuelta que solo había 2 alternativas para los chilenos «la libertad o el comunismo». Por su puesto que para él Libertad significa su opción, aquella que le da libertad a las trasnacionales para que sigan haciendo lo que les plazca en nuestros países sin apenas pagar impuestos.
Bolivia tras un golpe de estado respaldado por la OEA la izquierda volvió a ganar.
En el caso de la Patria de Allende la mayoría del pueblo escogió la opción de izquierda aunque saben bien que gobernar no será fácil porque en ese país hay muchos intereses de megascompañias extranjeras aliadas a la burguesía local con décadas de poder.
En la memoria de los que ya peinan canas está vivo el recuerdo de las carencias materiales provocadas por los propietarios de mercados y tiendas para generar insatisfacción en el pueblo en los días previos al golpe de estado. Una vez asesinado Allende de inmediato reaparecieron los productos e insumos necesarios para la vida cotidiana. Para todos es sabido que un país en banca rota no se reabastece en un día.
Con estas muestras claras de lo que quieren los pueblos de nuestro continente para su futuro sería descabellado que en las próximas presidenciales de Brasil y Colombia los equipos de campaña de Bolsonaro y el candidato uribista respectivamente se dediquen en acusar de «rojos radicales» porque ya saben que pueden estar declarando su derrota por anticipado porque ese fantasma ya no asusta a nuestros pueblos.