Artur González / Heraldo Cubano.- El senador Marco Rubio, graduado como abogado en la Universidad de Florida, al parecer necesita refrescar sus conocimientos en materia de inmigración, pues en estos días de noviembre de 2023, ha provocado un fuerte debate por sus cuestionamientos sobre los cubanos aceptados en Estados Unidos como refugiados y rápidamente realizan viajes a Cuba.


Evidentemente no conoce bien la Ley de Ajuste Cubano y de ahí sus actuales posiciones, las que realmente tienen un trasfondo político para evitar los viajes y en envío de remesas de los cubanos a sus familiares, como parte del recrudecimiento de la guerra económica, comercial y financiera contra Cuba, especialmente después de la reciente IV reunión de la emigración cubana, donde se explicó la apertura para la inversión de estos en la economía de la Isla.

La nueva batalla contra Cuba del senador Rubio está dirigida a afectar el flujo de visitas a Cuba, para incrementar las penurias de los residentes en la Isla, con el propósito de que se lancen a las calles a exigir el fin del socialismo, viejo sueño de los yanquis.

Para intimidar a los que viajan a Cuba, el senador Marco Rubio increpó al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, sobre esta situación durante una audiencia del Comité de Asignaciones del Senado, preguntando sobre la validez del estatus de refugiado de quienes van a Cuba de visita.

Ahora el senador, hijo de cubanos que huyeron de la dictadura de Fulgencio Batista en 1956, dice estar “preocupado” por los cubanos que obtienen asilo en Estados Unidos, reciben dinero en efectivo y cupones de alimentos y viajan a la Isla, algo para él incoherente con su condición de refugiados.

El senador debería estar consciente de que ese calificativo de “refugiados políticos”, es solo un componente más de la política yanqui para afectar la imagen de la Revolución, igual que la Ley de Ajuste Cubano aprobada en 1966, para decirle al mundo que los cubanos “huyen” del comunismo, situación que ahora constata como totalmente falsa.

Para comprobar esta falacia, al Senador le bastaría leerse el informe clasificado Top Secret, H18422 693-4, referente a el Programa para los refugiados cubanos, fechado en marzo 1994, confeccionado por el jefe de la Sección de Intereses Norteamericanos en la Habana, dirigido al Departamento de Estado, al Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) y a la CIA, donde afirma:

“En el procesamiento de solicitudes de visas de refugiados, se siguen presentando casos pocos sólidos. La mayoría de las personas presentan las solicitudes más por el deterioro de la situación económica, que por causas de un verdadero temor de persecución”.

“Ha sido reconocido abiertamente por algunos de los ex presos políticos, que ellos se acogen al estatuto de refugiados como vía de escapar de la cada vez más deteriorada economía y no a causa de un verdadero temor de persecución u hostigamiento”.

El supuesto descubrimiento del senador Marco Rubio, hace mucho tiempo es conocido por las autoridades yanquis, pero mantienen esa categoría como forma de manipular la inmigración cubana con fines subversivos y propagandísticos.

En 1961 se inició legalmente la manipulación del tema migratorio cubano, al aprobar el presidente John F. Kennedy, el Programa de Refugiados Cubanos, destinado a facilitar la integración de los “exiliados” de la Isla, calificativo falso para vender la imagen de ser “perseguidos políticos”.

Aquel Programa tenía como objetivo: “ayudar a toda persona que huye del régimen comunista y ponerla en condiciones para adaptarse y disponer de un mejor nivel de vida en Estados Unidos”. Su presupuesto inicial fue de 4 millones de dólares en 1961, de 38 millones de dólares en 1962, hasta alcanzar la cifra de 144 millones de dólares en 1972. Duró 15 años y costó al Tesoro estadounidense727 millones de dólares.

Entonces, ¿de qué se preocupa el Senador 60 años después?

Si estudiara un poco los antecedentes, conocería que Dean Rusk, Secretario de Estado y miembro del Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional, expresó en una reunión del Consejo celebrada el 5 de mayo de 1961:

“El Departamento de Estado desea adicionar algunas cuestiones al tema Cuba, entre ellas que los cubanos en este país se encuentran con visa de visitantes y muchos de ellos son agentes de Castro, utilizando pasaporte para moverse libremente en Estados Unidos, por eso vamos a convertirlos en refugiados para controlar a algunos de ellos, permitirles a otros que trabajen y a otros deportarlos”.

Como resultado de esa “preocupación”, el 28 de junio de 1962 se aprueba la Ley Pública 87-520, bajo el nombre de Ley de Migraciones y de Asistencia a los Refugiados, la cual restringe la definición de refugiado sólo al hemisferio occidental.

El 2 de noviembre de 1966, el presidente Lyndon B. Johnson, aprobó la Ley Pública 89-732, Ley de Ajuste Cubano, que cambió el estatus jurídico de los cubanos que tenían un Parole, convirtiéndolos en “refugiados políticos” y por tanto beneficiados automáticamente para la obtención del permiso de trabajo y la posibilidad de solicitar la residencia permanente, a los 366 días de haber ingresado a ese país, sin formalidades particulares, algo exclusivo para los cubanos.

Estados Unidos no tuvo en cuenta los reiterados reclamos de Cuba de que se extraditara a los asesinos, torturadores, terroristas, secuestradores de naves y aeronaves cubanas y comitentes de otros delitos graves, y a todos los calificó como refugiados.

Marco Rubio debería conocer estos antecedentes, porque evidentemente no sabe que el 30 de septiembre del 1996, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley pública 104-208, conocida como Acta de Reforma a la Inmigración Ilegal y la Responsabilidad del Inmigrante Ilegal, donde en su Sección 606, se condiciona la eliminación de la Ley de Ajuste Cubano, solamente por la determinación del presidente de Estados Unidos, bajo lo establecido en la Sección 203 (c) (3) del Acta de la Libertad y Solidaridad Cubana de 1996, Ley pública 104-114, conocida como Ley Helms-Burton, “cuando ostente el poder en Cuba un gobierno elegido democráticamente”.

La manipulación subversiva contra la Revolución es vieja y muy amplia, incluso para acrecentar el favorecimiento a los cubanos en su política hostil, el 31 de julio del 2007 el gobierno norteamericano informó nuevas precisiones realizadas a la Ley de Ajuste Cubano, donde refrendan la decisión de las autoridades federales de Inmigración, de facilitar que personas nacidas fuera de Cuba puedan obtener la residencia permanente en Estados Unidos, si al menos uno de sus padres nació en Cuba, convirtiéndolos también en “perseguidos políticos”.

Un ejemplo palpable del propósito de convertir a Cuba en un sistema “dictatorial y represivo”, son las cifras oficiales de 65,347 visas de refugiados políticos entregadas por el consulado yanqui en La Habana desde el inicio de los acuerdos migratorios de 1995, hasta enero del 2013.

El clima de inseguridad y terror que intenta sembrar Marco Rubio entre la comunidad cubana, solo tiene como fin evitar que visiten a sus familiares y los ayuden.

Muchas de las sanciones contra Cuba, han salido de sus propuestas al Congreso, por ser uno de los más tenebrosos personajes que hacen carrera política a costa del odio gestado en el entramado hostil y terrorista radicado en la Florida.

Recordemos que un extenso memorando de la CIA sobre la situación interna de Cuba, del 12 de diciembre de 1963, expone:

“El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre…  Estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.

El 15 de agosto de 1968, durante reunión entre el Departamento de Estado y la CIA, para analizar las próximas acciones contra Cuba, se apuntó:

“No es el momento más propicio para cambiar la política, ya que las dificultades económicas de Cuba y las señales del creciente descontento, indican que las penurias tienen un efecto real y es mejor mantener las presiones a fin de lograr el derrumbe del socialismo”.

Nada ha cambiado y como expresó José Martí:

“Los hombres van en dos bandos; los que aman y fundan; los que odian y deshacen”

 

 

 

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