Aroldo García Fombellida - Radio Rebelde.- Hasta el conjunto monumentario erigido en la Avenida de los Libertadores de la ciudad de Holguín llegó temprano en la mañana una caravana de ómnibus y otros vehículos. Al detenerse, descendieron jóvenes y menos jóvenes.
En sus ropas se distinguieron el rojo, y los tres tonos unidos de una conocida y entrañable enseña nacional de un país latinoamericano, cuyo pueblo, tiene una especial significación para los cubanos. Se producía, en un hermoso gesto recíproco, de alta significación patriótica además, aquello que un día, quizás lejano en el tiempo, pero siempre cercano en el corazón, ocurrió, allá en el centro de Caracas, cuando sin quitarse el polvo del camino un joven cubano fue a jurarle lealtad y eterno apego al Libertador de América.
Allí, frente al impresionante Monumento y escultura de Simón Bolívar, se detuvieron sus hijos nuevos, recién llegados a Holguín, integrando una de las más copiosas delegaciones al vibrante Séptimo Coloquio Internacional por la Libertad de los Cinco Cubanos presos injustamente en Estados Unidos y de denuncia al terrorismo. Y enseguida y como gesto espontáneo, surcaron el espacio las notas del Himno de Salias y Landaeta, Gloria al Bravo Pueblo, entonadas a coro, y luego llegaron junto a Bolívar, para refrendar el compromiso justo de su lealtad multiplicada. Y allí estuvieron las hermanas Esquivel, las mismas que recibieron las patadas asesinas del Comisario Basilio, Luis Posada Carriles, y también la valiente Alicia Herrera, autora del libro denuncia, “Pusimos la bomba…y qué?...
Pero no solo venezolanas y venezolanos colmaron la plaza de su paladín esta mañana de noviembre. Junto a ellas y a ellos, allí estaban para dejar la inolvidable constancia de su presencia, quienes también decidieron exteriorizar los sentimientos de hermandad y unidad sin límites posibles, esposas, hermanas y madres de los Cinco Héroes y paradigmas de la pureza inmaculada de sus principios.
Y tampoco faltó a la cita humilde de la patria, de la gran patria, en el punto cero de la impresionante Avenida de los Libertadores, el embajador de la República Venezolana, Edgardo Ramírez.
“Nuestra presencia es la presencia hecha palpable de la política exterior de nuestro Presidente Hugo Chávez, de un gobierno que lucha por la paz de los pueblos, de la justicia social. Por eso es que la presencia de los venezolanos y venezolanas es también para acompañar a los familiares deAntonio, Gerardo, René, Fernando y Ramón, injustamente en las cárceles. Es sumamente importante para nosotros estar presente en estos actos, porque esto nos fortalece a nosotros como revolucionarios”.
La caravana se pone en marcha nuevamente. El recinto ferial Expo Holguín se encuentra cerca, en la propia Avenida de los Libertadores. La segunda sesión del coloquio está por comenzar, y la delegación Venezolana tendrá protagonismo.
Comienza el panel de condena al terrorista Luis Posada, y allí Brenda, Marlene, Alicia, y los demás tienen testimonios dolorosos, muy dolorosos, para contarle al mundo, y para acusar al criminal confeso.
