Insuficiencias de diverso tipo impiden alcanzar los volúmenes de frijoles que el país demanda, lo cual hace que se incrementen las importaciones del grano con las consiguientes afectaciones a la economía nacional

Sheyla Delgado Guerra - Granma.- El frijol es un alimento básico para la mesa de los cubanos. De ahí que su presencia —o peor, su ausencia— sea motivo de preocupación.

Para nadie es un secreto que la producción actual del grano no satisface la demanda, y ni siquiera garantiza el consumo normado. La diferencia entre lo planificado —especialmente la parte destinada al balance nacional— y lo que se entrega, debe importarse; conjuntamente con aquellas cantidades que tienen otros destinos. A pesar de que estas cifras no son pequeñas, se mantiene insatisfecho el consumo interno.

ENTRE TROPIEZOS Y BACHES

Si bien existen numerosos agricultores con vasta cultura agronómica en la siembra y producción de frijoles, y se han identificado zonas con toda una tradición y condiciones para alcanzar altos rendimientos en este cultivo, persisten dificultades que entorpecen el proceso productivo.

El presente año se debían producir 71 200 toneladas y entregar —de ese volumen total— alrededor de 22 600 al balance nacional. Tras enfrentar problemas de diversa índole se llevó a cabo una reprogramación en el plan, quedando de la siguiente manera: para la producción total, 58 300 toneladas y, dentro de esa suma, 18 mil para el balance. De estas últimas, a finales del pasado año el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) ya había recibido casi la totalidad.

No obstante, las casi 13 mil de diferencia con respecto al plan inicial parecen haber quedado en el "éter".

¿Quién asumió la compra del producto deficitario? El Estado tuvo que comprar en el exterior más de 30 mil toneladas para suplir, o aliviar al menos, la carencia del producto. ¡25 millones 725 mil USD más, solo por este concepto!

Entre las causas esenciales que incidieron negativamente en la producción de los granos resaltan: las insuficiencias en la contratación, el incumplimiento en el plan de siembra debido a las afectaciones por la sequía durante el 2010, la no disponibilidad de los sistemas de riego requeridos, así como la falta de control sobre lo producido.

Otro agravante fue la no entrega a tiempo de las 3 488 toneladas de fertilizantes que debía realizar en el 2010 la Empresa Rayonitro de Matanzas, perteneciente al Ministerio de la Industria Básica (MINBAS), debido a roturas y otras dificultades. Lamentablemente, esa contrariedad persiste, pues durante el transcurso del año que concluyó dicha empresa dejó de entregar, aproximadamente, 2 350 toneladas de fertilizantes, que ha provocado el retraso en la siembra de cerca de 2 200 hectáreas, comprometidas para la cosecha venidera.

En la actual campaña de frío está previsto sembrar casi 59 450 hectáreas, de las cuales ya se ha cultivado más del 61 %. Esto garantizaría las 60 mil toneladas que se esperan producir en general.

Sin embargo, próximo a concluir el periodo óptimo para la siembra —el pasado 31 de diciembre—, solo cumplían con el programa las provincias de Pinar del Río, Sancti Spíritus, Holguín, Artemisa, Mayabeque y Villa Clara, así como el municipio especial de Isla de la Juventud. Esta situación advierte una realidad: si no somos capaces de solventar las deficiencias objetivas y subjetivas, continuarán incumpliéndose los planes y la historia se repetirá.

DE LOS PRECIOS Y OTROS "DEMONIOS"

El tema de los precios resulta, ciertamente, una preocupación constante en la población. Por ello Granma quiso saber en cuánto se le compra el quintal al campesino, cómo se regulan los precios en la red minorista...

Según informaron autoridades del Ministerio de la Agricultura (MINAG), el Estado le compra al productor el quintal de frijol negro a 600 pesos y el de colorado o blanco a 650 CUP. Al dividir esos números entre las 100 libras que tiene un quintal, tenemos que se le paga al campesino la libra de frijol entre 6 y 6,5 pesos, en dependencia de la variedad y coloración del grano.

Ahora bien, el precio minorista para la venta en los mercados agropecuarios estatales (MAE) tiene un margen comercial del 24 % por encima del que se le compra al campesino o a la cooperativa, porcentaje que varía de acuerdo con lo acordado por cada Consejo de Administración Provincial (CAP).

Esto significa que, aproximadamente, la libra de frijol negro en los MAE debe costar entre unos 7,40 y 7,50 pesos, y la de frijol colorado o blanco, unos 8,00.

Pero, al no cumplirse el plan productivo, la demanda del grano aumenta desproporcionadamente en relación con las ofertas y esto influye en la alteración de los precios. En la medida en que seamos capaces de aumentar los volúmenes de producción, disminuirá el costo del grano, al tiempo que el país se ahorrará millones de dólares por esta vía.

Otra situación alarmante, como ha podido constatar este diario en numerosos recorridos, resulta el hecho de que muchas veces en los MAE no hay el llamado frijol común y, en cambio, los mercados de oferta y demanda junto a los llamados "carretilleros" —vendedores ambulantes— lo ofertan constantemente. Y por supuesto que a un precio mayor, a 16 pesos o más el colorado, y a 12 el negro.

Y cuando se les pregunta: ¿de dónde lo sacan cuando en las unidades del Estado no hay? ¿Quiénes son los proveedores de tales mercancías? El silencio como respuesta da qué pensar.

Evidentemente, situaciones como esta son las que dan brecha a actividades ilícitas y de corrupción, y a las cuales no se les hace frente por quienes en las empresas y administraciones locales, entre otras autoridades, debieran preocuparse más por proteger a la población de esos abusos.

ALTERNATIVAS PARA SALIR DEL "BACHE"

Tras varios y exhaustivos análisis sobre las deficiencias en la producción del grano, el Ministerio de la Agricultura priorizó en su agenda este tema, aunque desde el 2008 viene trabajando en la conformación de un programa para el incremento de la producción de frijol en la Isla.

El programa, concebido hasta el 2015, abarca la entrega del paquete tecnológico por hectárea, identificando los posibles rendimientos a alcanzar en las llamadas épocas temprana y adecuada. (Ello debe ir acompañado de un control exhaustivo y quedar debidamente incluido en los compromisos contractuales, pues no son pocas las oportunidades donde el Estado ha hecho entrega de los aseguramientos y luego la producción ha sido incumplida).

Asimismo, se contempla el precio del frijol a contratar en el 2012, que fue acordado —al igual que el de otros productos agrícolas— por el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros el pasado día 6 de diciembre, y aprobado por el Ministerio de Finanzas y Precios en la Resolución Número 397 en el caso de todas las provincias del país, excepto La Habana, Mayabeque y Artemisa; las cuales se regirán por la Resolución Número 398, que contiene una nomenclatura de productos centralizados específica.

No obstante, en el caso del frijol, los precios fueron ratificados: 600 pesos el quintal de frijol negro, 650 el de colorado, blanco y bayo, y a 400 el de caupí; todos considerados al 14 % de humedad.

Nadie puede pretender que nos caigan los frijoles del cielo, y menos aún, de las importaciones. Tenemos que hacer cumplir al máximo el lineamiento 193, que está referido al aseguramiento e incremento de la producción del grano, para no sufrir los mismos tropiezos. No podemos dejar para mañana los frijoles que necesitamos producir hoy.