Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- A partir del 17 de Diciembre último, miles y miles de palabras han llenado los espacios periodísticos en cientos de medios de comunicación en el mundo entero, particularmente en ambos lados del Estrecho de la Florida y en España, en aras de hacer una especie de radiografía sobre la actualidad y el futuro de los vínculos entre las naciones ubicadas en esos lados. Mi ángulo de mira al respecto consta en Cuba-EEUU: extraordinario avance; enorme desafío, rubricado apenas 48 horas después, con este resumen: “Un aplauso infinito para Los Cinco. La distensión se abre paso. El Bloqueo sigue pendiente. El Carril dos se incrementará”.
No obstante, ante las rondas de conversaciones La Habana-Washington que tendrán lugar los próximos 21 y 22 de este Enero, deseo compartir con mis lectores/as mi apreciación sobre algunos puntos de vistas que intentan desacreditar la actitud de la Revolución Cubana en este orden de ideas y, de paso, ofrecer mi interpretación acerca de una sentencia pronunciada por el Papa Francisco en una condena reciente al terrorismo.
Resulta que el 18 de este mes, EL PAÍS —rotativo madrileño que es reconocido por ser vocero de posiciones contrarias al Gobierno que apoyamos la mayoría de ciudadanos/as en la Isla— publicó Queremos tanto a Cuba, con la firma de Juan Goytisolo. Allí, se puede leer la manera que exhibe este señor de apreciar a cubanos/as Made in USA, pues él hace alardes de sus “desacuerdos con el régimen [que son] profundos”. Si no, fíjese usted en el párrafo final de su rótulo:
“La previsible llegada de millones de turistas norteamericanos y europeos y el contacto a través de las redes sociales con el resto del mundo crearán poco a poco, como la España de los años sesenta, una situación nueva e irreversible. El régimen de Franco no cayó por la lucha de la oposición sino que se derrumbó de resultas de su propio anacronismo. Lo que parecía atado y bien atado se desató. En la fase actual, en la que la excusa de achacar todos los males al imperialismo yanqui ha dejado de funcionar, quienes combaten en el interior de la isla por una sociedad abierta y plural deben exigir una serie de medidas irrenunciables como las que reclama la periodista y bloguera Yoani Sánchez, cuyos artículos sigo con vivo interés: liberación de todos los presos políticos, fin de las trabas a las redes sociales, libertad de opinión y asociación… Los que compartimos desde afuera las aspiraciones de millones de cubanos por una vida mejor y más digna debemos mantener nuestras esperanzas y solidaridad con ellos en el nuevo periodo de mutaciones y cambios generacionales que se avecinan” —las negritas son mías.
Es decir, somos tan “desconocedores” del mundo que nos rodea que con la “nueva” llegada de turistas la Cuba de hoy/mañana vivirá el mismísimo ocaso de la España de Franco; somos tan “ignorantes” de nuestras deficiencias e insuficiencias que consideramos que ellas son responsabilidad casi exclusiva del “inofensivo” y más que cincuentenario Bloqueo que sigue latente contra nuestro pueblo; somos tan “fanáticos/as” del que “injustamente” enfrentamos la obra “bienhechora” de la “disidencia”, en general, singularmente de señoras como la bloguera Sánchez; y somos tan “incautos/as” que “creemos” que el Gobierno Revolucionario de nuestro país hace bien en “pagar” a millones y millones y millones de personas en el mundo entero para evidenciar que Cuba es la soledad más acompañada jamás vista y apoyar, incondicionalmente, la proeza que hemos escrito en más de medio siglo.
Por cierto, junto al trabajo de Goytisolo —quizás sea mejor decir “Goytiacompañado por contrarrevolucionarios cubanos/as”— circula un despacho de AFP que testifica que Legisladores de EE UU se reunieron con sus mercenarios en La Habana este domingo, y uno de ellos dijo: “Entre nosotros hay dos opiniones, unos que ven con buenos ojos el restablecimiento de relaciones diplomáticas y otros que no lo ven así” o sea, en cualquier caso, cómo seguir viviendo de los dólares del contribuyente norteamericano.
Entretanto, al tiempo que ratifico el mensaje presente en lo que manifesté en Cuba: activados agentes del Carril II, traigo a colación la sentencia del Papa Francisco a la cual aludí en el segundo párrafo de este escrito. Dijo su Santidad, según lo divulgado precisamente por EL PAÍS:
“En cuanto a la libertad de expresión: cada persona no solo tiene la libertad, sino la obligación de decir lo que piensa para apoyar el bien común (…) Pero sin ofender, porque es cierto que no se puede reaccionar con violencia, pero si el doctor Gasbarri [organizador de los viajes papales], que es un gran amigo, dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñetazo. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás (...) Hay mucha gente que habla mal, que se burla de la religión de los demás. Estas personas provocan y puede suceder lo que le sucedería al doctor Gasbarri si dijera algo contra mi mamá. Hay un límite, cada religión tiene dignidad, cada religión que respete la vida humana, la persona humana… Yo no puedo burlarme de ella. Y este es límite. Puse este ejemplo del límite para decir que en la libertad de expresión hay límites como en el ejemplo de mi mamá” —las negritas son mías.
Así, alguien pudiera espetar que es verdad que el Papa manifestó esas palabras en un contexto de condena al terrorismo. Pero, ¿la obligación de decir la verdad en interés del bien común es válido en una latitud y no en otra? o ¿será acaso condenable asimilar su mensaje acerca de lo admisible o no sobre la salvaguarda de una Madre? Si para el grueso de cubanos/as Revolución significa una obra para bien de las mayorías de personas y perfeccionar su quehacer, ¿por qué permitir que se le ofenda, sin asumir la posibilidad de que al ofendedor “le espera un puñetazo” —de la mano de esa suerte de coordenadas del Papa Francisco?
Entonces, me siento con toda la razón del universo para asumir del modo que acabo de exponer la manera de querer-defender-enriquecer a la Mayor de las Antillas en el emergente escenario La Habana-Washington.
