Por Octavio Fraga Guerra* - Cinereverso - Cubainformación.- Los cineastas asumimos como un regalo la existencia de documentos que sirven de punto de partida para el desarrollo de la obra cinematográfica. Son huellas de disímiles naturaleza que tienen un claro valor historicista, cultural, político o sociológico. Estasenriquecen sus significados con la construcción de la obra fílmica en una cartografía narrativa que ha de transitar desde elinexcusable carril argumental.
En su desarrollo, el arte documentalse erigecon relatos vertebrados,construidoscomo pátinas de luz y sustantivos sonidos, cuya marca ha de ser un punto de vista, o más de uno, con personal mirada. A fin de cuentas estosson, tan solo, esenciales atributos distintivos dela no ficción. Pero se impone edificarlos con creatividad, renovada textura y claro compromiso con las bases de sus cimientos ideoestéticos.
Estas huellas multiformes las aprecian también los comunicadores, arqueólogos, antropólogos e historiadores junto a otros especialistas de las humanidades, más el lector que valora el origen, la ruta y el sentido de unasingularconstrucción fílmica. Pieza cuyo arte se desgrana en una estela de encuadres y puestas con acento en la palabra y el signo, recursos que jerarquizan su naturaleza artística.En este tejer de simbologías,la memoria es parte de la génesis de la esencial expresión cinematográfica.
Ella persiste a pesar de los equivocados pronósticos de muerte desatados como sonadas crisisde renacidosciclos, tras más de cien años de andares. El cine documentalevoluciona erguido, vital, definitivamente necesario. Seguramente por esa virtud que le caracteriza, la de tocar en la llaga, arremeter contra los poderes globalizadores del capitalismoque pretende anular nuestras culturas: ricas, diversas, plurales, renovadas.
A manera de prólogo, sustantivos relatos y el imperioso epílogo,se revelan estas esencias creativas en el filme Dialogo con mi abuela,la más reciente puesta documental de la experimentada cineasta cubana Gloria Rolando, construidodesde una huella secular.
En este filme la realizadora tomó los apuntes sonoros de una plática entablada con su entrañable abuela: la señora Inocencia Leonarda Armas y Abreu. Un dialogo que guardó en las texturas de una cinta de casete, que en nuestro presente se despliega con otras dimensiones, de renovadas certezas. Un texto vertido desde trazas narrativas con acentos biográficos.
Desempolvar los sustratos de un documento, ponerlos en tonos conversos y enrumbadas historias de vida, erigir discursos desde crecidas vertientes iconográficas y sólidas interrogaciones, son parte de los aciertos de esta pieza fílmica que afina las emociones calando en los recuerdos del silencio para construir memoria.
La autora ha narrado su historiadesde las fuerzas estéticas que jerarquizan lo transcendente enel abordaje de un tema, o muchos. Todo ello forjado por una escritura de claro humanismo y reveladas emociones, imprescindible para tocar los más recónditosvericuetos de nuestracultura social.
Todas ellas discurren desde los pastos de la evocación, la necesidad de historiar los orígenes de su familia y apuntar sobre esenciales capítulos de la racialidad. Todo ello sin desconocer algunos episodios de la nación cubana, edificadoscomo obra de arte a partir de recursos ideoestéticos contemporáneos.
En este documental lo onírico entronca con la metáfora, ante la ausencia de su abuela. Las historias ficcionadas son escritas con trazas de luz y sobrias reconstrucciones de época, erigidas desde los tapices del ya mentado recurso del documento, de muchos documentos. Sin dudas, atinadas estrategias discursivas y soluciones dramáticas reconocidas en este género cinematográfico.
La fascinación por las fotos de la protagonista pintadas como exquisitas puestas en escena,el dialogo fortalecido por la grabación revelada, los interiores de “su casa” reconstruidos en algún lugar que engarza con los espíritus de su querida Inocencia, son parte de esa arquitectura narrativa que busca legitimar lo pasado y trascendente.
No se trata de pintar con aires de virtualidad o falso goce de lo antiguo, se empeña, y lo logra, poner en primer plano las palabras de una mujer sabiaque vivió los ardores de una época (principios del siglo pasado) marcada por la discriminación, la exclusión social y el agrio sabor de ser pobre.
El Grupo Vocal Baobab, invitado por la realizadora de este filme,es convocado para interpretar cantos tradicionales del espiritismo cubano. La agrupación protagoniza varias transiciones como acertado recurso narrativo y de puesta en escena. Sus integrantes asisten dotados de una singular teatralidad que se revela como entonaciones reflexivas, vitales para hacernos transitar por los variados ejes temáticos donde lo anecdótico evoluciona por esa intencionada búsqueda de lo significante. La presencia de la agrupación en espacios interiores y escenarios naturales responde al empeño de componer una diversidad visual, coherente con el trazo expresivodel filme y con la historia socio biográfica de la abuela.
Inocencia es también un pretexto para situaren nuestra memoria presente pasajes poco acreditados porla historia. Son sucesos vividos o conocidos por la protagonistaque la autora del documental escribe poblados de argumentos, fortalecidos por un trabajo de investigación en el que la lente fotográfica y el pensado montaje se revelan como ejemplares actores.
Las sociedades clasistas de principios del siglo XX de la natal Santa Clara de su abuela, las maneras en que fueron abordados por los medios de la época los conflictos y las diferencias sociales que les caracterizó, la fotografía de la exclusión por el color de la piel, son parte de ese abanico argumental construido con un discurso de sentido aplomo, pero también de entereza. De indignación ante los pretéritos hechos que al ser revelados, invitan a buscar otras lecturas sobre esas epopeyas, narradasen este filme como apuntes cursivos de valor historiográfico.
La ficción como puesta en escena, la jerarquización de los mentados documentos, el entrecruzamiento de la gentil voz de la abuela;son partes de ese mejunje integrador que busca trasportar a los espectadores contemporáneos a los espíritus de una períodoconsumado. Un diámetro cinematográfico donde la música toma particular fuerza acompañadadel bolero y el danzón, géneros musicales erigidos como voces y aliento de su tiempo.
Subyace también otro tema en Dialogo con mi abuela, un asunto que importa en una etapa en la que los valores transitan caóticos y esquivos: la familia, el altar de la familia. Ese espacio vital de luz y palabras, de enseñar y aprendernos desde la virtud y el respeto por nuestros padres, nuestros ancianos, nuestros más ejemplares ancestros. Asunto tejido ante los lectores desde una medular escritura donde la cineasta, por momentos, esjustificada protagónica.
Son textos emplazados, asistidos por fotos y anécdotas que se avistan en tono de símil hacia los derroteros de nuestro presente. Gloria Rolando alerta y ejemplifica la necesidad de jerarquizar ese gran corazón de la sociedad cubana, el de todas las sociedades.
Esparte de los cometidos de este filmesubrayar la legitimación social y cultural de nuestros afrodescendientes enla sociedad cubana contemporánea. Lo simbólico es tomado como recurso por la documentalista para entregarnos una escena cargada de indignación. Figuras de artesanía que hoy son comercializadas en espacios turísticos con empaques pensados y proyectados para“reflejar” la cultura de la Isla, es arremetida contra el suelo en claro mensaje contra el estereotipo o lo marcadamente sexista.
La virtuosa creadorafustigala vulgarización y el facilismo “estético”, ese que pretende inocular el mal gusto con figuras maniqueas y adornos generadores de propuestas estériles,claramente mediocres. El argumento comercialno vale para sostener su presencia.
Esta meritoria producción cinematográfica que ha contado con el respaldo del ICAIC, se incorpora como renovado apunte para reflexionar entre nosotros,sobre ciertos comportamientos subyacentes en la sociedad cubana contemporánea, donde afloran claras expresiones discriminatorias, racistas, inaceptables para la obra y la historia de la Revolución, forjada por la hidalguía y el talento de sus mejores hijos.
Tomado de Notas del reverso de: http://www.lajiribilla.cu
*Licenciado en Comunicación Audiovisual (Instituto Superior de Arte). Editor del blog CineReverso. Productor y guionista de cine y televisión. Articulista de la revista cultural La Jiribilla. Colaborador de las publicaciones Cubarte yCubainformación, esta última de España.
http://www.lajiribilla.cu/articulo/gloria-rolando-una-huella-un-documento