Por Iroel Sánchez Espinosa - Blog "La pupila insomne".- El Departamento de Estado norteamericano ha comentado las elecciones de delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular que acaban de ocurrir en Cuba. Su vocera, Heather Nauert, ha afirmado según recoge la agencia de prensa británica Reuters que  dichas elecciones “demuestran aún más cómo el régimen cubano mantiene un Estado autoritario al intentar vender en todo el mundo el mito de una democracia”.


“Vender en todo el mundo el mito de una democracia” es algo que el “régimen cubano” no está en condiciones de hacer, a diferencia del gobierno que representa Nauert, no tiene recursos para ello. Tampoco hay noticias de que Cuba destine presupuestos millonarios, como sí ha hecho Washington desde hace décadas, a imponer su modelo de democracia a otros países. Mucho menos se pueden citar discursos de dirigentes cubanos marcados por el excepcionalismo, pretendiendo dar lecciones de que es democracia y qué no a otras naciones, algo que si bien es cierto ha sido una constante desde el nacimiento de los Estados Unidos, la actual administración ha llevado al paroxismo.

Pero Nauert dijo más. Para ella la prueba concluyente de ese  “mito”  estaría en que “a pesar de los valientes esfuerzos de un número sin precedentes de candidatos independientes este año, ninguno fue aceptado” y ahí mismo se le fue el motivo real de la descalificación.

Es una pena que que la vocera del Departamento de Estado no haya explicado más del tema para que en Estados Unidos y “todo el mundo” se enteraran de quién aprueba los candidatos a delegados a las Asambleas Muncipales en Cuba que constituyen la base del sistema electoral. Porque si los electores que allí están obligados a recibir de los partidos políticos las listas por las que deben votar desde el nivel más bajo se enteran de que los cubanos se reúnen en sus áreas de residencia para nominar y elegir candidatos sin más mediador que los propios vecinos, el sistema político que sí se vende como mito para el planeta entero estaría en un grave problema.

Sin embargo, donde ha brillado la Señora Nauert es en basar su calificación  en que no fueron aceptados “un número sin precedentes de candidatos independientes” porque ella misma al dar esa razón les acaba de quitar el más mínimo velo de independencia si alguna vez lo tuvieron, además de faltar el respeto a los millones de cubanos que participaron en esas asambleas de nominación y que no habrían permitido un proceder autoritario en contra de la voluntad mayoritaria. Lo que en esencia ha dicho la vocera se traduce así: “El Departamento de Estado está muy molesto, nuestros candidatos – a los que dedicamos dedecenas de millones de dólares- fueron rechazados por los cubanos”.

La frustración de la Señora Nauert es comprensible, en Cuba no tienen un Temer o un Juan Orlando Hernández, y mucho menos la capacidad para imponerlos en contra de la voluntad popular, gracias a un sistema electoral donde el dinero, aunque venga de Washington, no tiene cabida. Pero hay que agradecerle que por esta vez, gracias a su ayuda, hayan salido del closet.

(CubAhora)

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