Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Hace pocos días los Obispos Católicos cubanos lanzaron sus consideraciones respecto a la nueva Constitución de la República de Cuba, que será sometida a un referendo popular el 24 de febrero 2019. En sus palabras se puede sentir la intensión política de dividir a la población e incluso influir sutilmente para que voten por el No, algo que pretenden los yanquis en todas sus campañas comunicacionales.


No es de extrañar esa actitud para quienes han demostrado su posición política desde 1959, pues la Iglesia Católica cubana a diferencia de la latinoamericana, no tuvo mucha presencia en los campos y montañas de la Isla, concentrándose en las ciudades principales en apoyo a la burguesía nacional y las clases políticas dominantes, a pesar de los desmanes y crímenes que cometían con los que pensaran de forma diferente y desearan un cambio que mejorara las condiciones precarias en que vivían los cubanos.

En Cuba y en Estados Unidos están presentes las huellas psicológicas de la tenebrosa Operación Peter Pan, la que, apoyada en noticias falsas generadas por la CIA, contó con la participación protagónica de la Iglesia Católica cubana y norteamericana, mediante la cual fueron separados de sus padres 14 mil 48 menores de edad, ante el temor inducido de que la Revolución les quitara la patria potestad, tal y como fue divulgado falsamente para sembrar el terror entre los padres cubanos.

Cuando en Cuba antes de 1959 la patria no era para todos, ni con todos y menos aún por el bien de todos, ni el gobierno de Estados Unidos ni la Iglesia Católica cubana lo exigían.

Las fastuosas iglesias construidas en las ciudades con el aporte de las clases explotadoras del país, contrastaban con los humildes bohíos donde mal vivían los campesinos, unido a la discriminación económica, racial y de género, el analfabetismo, la miseria, la ausencia de escuelas en los campos y de una medicina que sirviera a todos y para el bien de todos.

Solo posible gracias a la Revolución socialista cubana se dignificó al ser humano como nunca antes.

En plena cruzada mediática generada por el gobierno yanqui y la CIA contra todo lo que huela a izquierda, vuelve la Iglesia Católica a sumarse a las críticas de una nueva Constitución que fue analizada por cada ciudadano, sin reconocer que no existe en el mundo un proceso de consultas ciudadanas similar al realizado en Cuba, haciendo de su confección una verdadera democracia que garantiza el ejercicio pleno de los derechos y deberes de cada ciudadano, sin discriminación alguna y con respeto a su dignidad.

Los obispos cubanos al igual que el gobierno de Estados Unidos, les molesta que en el texto constitucional se reconozca que “solo en el socialismo el ser humano alcanza su dignidad plena”, ¿pero acaso ellos podrán decir lo mismo del sistema capitalista?

¿No conocen esos obispos lo que sucede en África y América Latina, donde los seres humanos mueren de enfermedades curables por falta de asistencia médica y el analfabetismo es el pan nuestro de cada día?

¿Sabrán esos representantes de la iglesia que en Estados Unidos existen 45 millones de personas en la pobreza, muchos carecen de un techo donde dormir y casi el doble no posee seguro médico? ¿Será eso digno para los seres humanos?

Si desean saber por qué eso se afirma en Cuba, solo pueden ver las noticias del sufrimiento que tienen hoy los argentinos, franceses o españoles. Sin embargo, los cubanos a pesar de ser el único país del mundo que resiste una guerra económica total desde hace 60 años, con el objetivo expresado por el propio gobierno yanqui “…debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

“¿Ese proceder del imperio es digno para los obispos cubanos?

Por solo recordarles lo que evidentemente no desean ver, basta con exponerle la persecución financiera durante la administración de Barack Obama (2009-2016), quien multó por una suma de 14 mil 397 millones 416 mil 827 dólares a diferentes entidades bancarias, entre ellas el PNB Paribas de Francia, el mayor banco francés, a 10 mil millones de dólares.

Ser un estado socialista no excluye el ejercicio efectivo del derecho a la pluralidad de pensamiento acerca del hombre y del ordenamiento de la sociedad, como ellos afirman. Una prueba son sus pastorales del siglo pasado con proyecciones contra la Revolución, las revistas que bajo su manto se imprimen y reparte como fue Vitral, del obispado de Pinar del Río, dirigida para un laico que responde a los intereses de Estados Unidos y otras del mismo corte.

Elementos fabricados, entrenados y financiados por los yanquis para ejecutar actos provocativos en la Isla, disfrutan de libertad y reciben los mismos beneficios que el estado garantiza a todos los ciudadanos.

Oswaldo Payá Sardiñas, al frente de un grupúsculo contrarrevolucionario al amparo de la religión católica, puso su nombre como autor del llamado Proyecto Varela redactado en Miami, fue hasta su muerte trabajador del Ministerio de Salud Pública cubano y sus tres hijos acudieron a la universidad de La Habana sin limitaciones, porque el estado socialista sí garantiza derechos y deberes a cada ciudadano sin discriminación alguna y respetando su dignidad, como es reconocido por el Derecho Internacional.

El tema del matrimonio, los obispos lo toman como subterfugio para buscar la división, por la controversia generada en las discusiones públicas del proyecto constitucional, pero no hablan del celibato obligatorio impuesto por la Iglesia, incluso contra el precepto de Cristo cuando dijo “Uníos y multiplicaos”, lo que ha traído como consecuencia el alto número de homosexuales entre los sacerdotes y los escándalos por los abusos contra niños en las escuelas religiosas.

El celibato para sacerdotes y mojas católicos sí es una forma de exclusión para la realización plena del ser humano, situación que las demás iglesias cristianas no comparten y por eso no tienen casos de abusos sexuales contra menores.

La Cuba socialista no cerró un solo templo religioso ni tampoco órdenes católicas, siempre ha permitido la libertad de practicar las religiones libremente y cada creyente puede vivir conforme a su fe y de expresarla públicamente, teniendo por límite el respeto al otro, como se demuestra diariamente en las actividades que hacen las diferentes religiones existentes en la Isla, incluso la formación de nuevos sacerdotes y pastores en sus propios centros de estudio.

Los cubanos saben perfectamente lo que defienden con la aprobación de su nueva Constitución, que no es otra cosa que su soberanía, independencia y libertad para no caer jamás en las garras de los yanquis y tener que soportar otro apéndice constitucional como fue la deshonrosa Enmienda Platt, jamás rechazada por los Obispos Católicos Cubanos.

Por esas razones afirmó José Martí:

Yo no quiero ver nunca a mi patria víctima de capataces”.

*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.

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