José (Papo) Coss - Rebelión


Los daños acumulados durante más de seis décadas del bloqueo económico y financiero de EE. UU., en contra del pueblo de Cuba, asciende a más de $144 mil millones», señaló el gobierno de la mayor de las islas del Caribe, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en septiembre del 2020.

Sin embargo, para algunos analistas en los medios corporativos, el problema fundamental de la economía de Cuba es que “su sistema es muy ineficiente». La idea que también se repite y propaga, es que hay “un bloqueo interno por la enorme burocracia del gobierno de Cuba.”

Para trascender este antiguo debate, analicemos la valiente postura de principios, que ha asumido el Presidente de la República de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), frente al bloqueo inmisericorde de EE. UU., que comenzó en el 1962 y se ha intensificado a lo largo de las pasadas siete décadas (1962-2024).

De esta manera, podemos trascender el discurso oficial y el de los voceros encubiertos de EE. UU., en los medios de comunicación, con una visión esperanzadora, que refleja sobre todo la indignación por el abuso, pero el optimismo revolucionario de AMLO.

“El gobierno de Estados Unidos debe, lo más pronto posible, levantar el bloqueo injusto e inhumano al pueblo de Cuba”, dijo AMLO recientemente, al recibir, por tercera vez durante su mandato, al Presidente de la República Socialista de Cuba, Miguel Díaz Canel.

Hace unos meses, también AMLO declaró esperanzado:

“Sería una fiesta mundial, sería decir: ‘gracias a la vida’. Sí, de verdad, no por hipocresía; estamos a favor de los derechos humanos y el principal de los derechos humanos es el derecho a la vida. No es posible que, si hay diferencias políticas, se haga un bloqueo para que no lleguen los alimentos, no lleguen apoyos”.

Continuando con gran aplomo y verticalidad expresó:

“Nosotros vamos a seguir apoyando al pueblo hermano de Cuba y a su gobierno, porque estamos en contra del bloqueo y sabemos que atraviesan una situación muy difícil.”

Para finalizar, terminó con una interrogante, que todos debiéramos responder:

“Por qué tienen que padecer, sufrir, quienes viven en un país que ha decidido mantener un sistema político de acuerdo a sus decisiones. Solo con la justicia, con el respeto a las soberanías, con la amistad y la cooperación entre los pueblos se puede vivir en un mundo mejor y hacer realidad la fraternidad universal”.

Ojalá y todos los gobiernos del mundo, cerraran filas, más allá de las tradicionales resoluciones anuales de la ONU, para condenar la odiosa guerra económica contra Cuba. La valentía, la solidaridad y el compromiso histórico de AMLO, son un ejemplo a seguir.

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