En estos momentos, el caso se presenta a la Corte de Apelaciones, para solicitar del Tribunal Supremo, la revisión de la causa: “Estamos tratando de atraer la atención del Tribunal Supremo sobre algunos aspectos donde encontramos contradicción entre la Corte de Apelación de Atlanta y las decisiones ante situaciones semejantes de otras Cortes. Específicamente sobre dos puntos: la cuestión del lugar donde se efectuó el juicio y la negación a la defensa, a los acusados y a sus defensores, del derecho de mover el juicio para otra parte.”
“En la tradición norteamericana—explica Alarcón- eso se ha visto como un derecho del acusado, y en el caso de Los Cinco, la petición fue muy sencilla: era mover el juicio a 30 millas de distancia, media hora de viaje por carretera, en el mismo Sur de la Florida, pero en un ambiente donde no existiera la amenaza, la violencia, que la mafia ha creado en Miami. Y ese derecho les fue negado.”
El tercer argumento del equipo de la defensa tiene otro carácter, pues se trata de la situación de Gerardo Hernández: “específicamente por el llamado ‘cargo 13’, que es la acusación de asesinato en primer grado, pues se está condenando a alguien con una acusación tan grave, sin una relación directa, sin una prueba. Pero sólo en un ambiente tan hostil podía ocurrir una cosa como ésa. En Estados Unidos no se pueden encontrar antecedentes de un caso igual.”
En el mundo crece la solidaridad con la Causa de los Cinco, a través del llamado ‘Amicus Curia’, es decir, Amigos de la Corte, que son personas o instituciones que no son parte del litigio; pero que tienen razones para opinar.
A través de este mecanismo norteamericano, el mundo respalda a los cubanos, como explica Ricardo Alarcón de Quesada: “Es muy raro que haya personas que hagan eso antes de que el Supremo decida aceptar el caso para revisarlo. Esta vez logramos que fuera una cifra sin precedentes que han presentado sus opiniones”.
El apoyo, el respaldo, y la solidaridad con el caso de Los Cinco se multiplica a través de los ‘Amigos de la Corte’: “hemos recibido de parlamentarios de todo el mundo: 70 parlamentarios europeos, el Senado mexicano en pleno, la Asamblea Nacional de Panamá, otros grupos parlamentarios de diversas partes del mundo, y 800 mil abogados brasileños.”
Diez Premios Nobel se unieron para suscribir ese documento; que no es un trámite formal, pues cada persona debe llenar un formulario con todos los datos particulares, la firma y además, pagar dos mil dólares para poder presentar un Amicus.
“Hemos logrado que centenares de parlamentarios, decenas de organizaciones de juristas, que representan a millones de abogados en el planeta también se sumen; que varios ex jefes de Estado, y algunos actuales Jefes de Estado, hayan suscrito los Amicus; igual que lo han hecho ocho importantes organizaciones norteamericanas, entre ellas algunas progresistas, muy conocidas, como el Gremio Nacional de Abogados, y la Asociación Nacional de Abogados Negros.”
Asimismo, explica el Presidente del Parlamento Cubano, “El Decano y un equipo de investigadores de derecho de la Universidad de Howard en Washington, elaboraron uno de los documentos más importantes; y respaldan la causa cubana también un grupo de siete académicos cubano-americanos, profesores de universidades, con reconocido prestigio, todos ellos nacidos en Cuba y emigrados a los Estados Unidos cuando eran niños; varias organizaciones que se dedican en los Estados Unidos a estudiar los problemas de la integración de los Jurados, la Asociación Nacional de Abogados Defensores Criminalistas, la Filial de Miami de esa misma Asociación.”
Existe una impresionante manifestación de solidaridad, de respaldo; y sin embargo, “no hay una palabra, en el New York Times, en el Washington Post, en los canales de televisión, y las personas en los Estados Unidos no conocen nada del caso, ni han oído hablar de los Amicus en la televisión ni en la prensa. Ahí es donde está el gran problema que tenemos con el caso de Los Cinco: ‘no existe en términos reales’ ante la opinión pública norteamericana. Y para resolver un caso político, para lograr que se haga justicia, no basta con la habilidad de un jurista o con los elementos ante un tribunal.”
No obstante, “algo hemos logrado, pero no es suficiente, porque son juristas, abogados, gente enterada, que tiene que ver con esta materia los que se pronuncian, pero el ciudadano común, los que pueden desfilar en grandes manifestaciones, los que pueden hacer pensar a los jueces, la mayoría de ellos no sabe nada del caso de los cinco, porque no se les ha dicho, porque se manipula la información, se esconde la verdad y se distorsiona.”
La petición de revisión del caso de Los Cinco está planteada a la Corte Suprema de los Estados Unidos y la respuesta de si aceptan revisar el caso o no debe conocerse antes de las vacaciones de verano. Quizás en mayo o junio, la Corte diga SI o NO.
Y una vez que se conozca la decisión, el equipo de la defensa procederá en Washington, en espera del inicio de otro juicio en Miami, para dictar nuevas sentencias para Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González.
“Gracias a la solidaridad internacional hemos ganado una batalla con la presentación de los Amicus, -enfatiza Alarcón de Quesada- pues no hay ningún otro caso que tenga un nivel de respaldo como este, y eso debería llamarle la atención a los magistrados norteamericanos e inclinarlos a considerar el tema.”
“En la tradición norteamericana—explica Alarcón- eso se ha visto como un derecho del acusado, y en el caso de Los Cinco, la petición fue muy sencilla: era mover el juicio a 30 millas de distancia, media hora de viaje por carretera, en el mismo Sur de la Florida, pero en un ambiente donde no existiera la amenaza, la violencia, que la mafia ha creado en Miami. Y ese derecho les fue negado.”
El tercer argumento del equipo de la defensa tiene otro carácter, pues se trata de la situación de Gerardo Hernández: “específicamente por el llamado ‘cargo 13’, que es la acusación de asesinato en primer grado, pues se está condenando a alguien con una acusación tan grave, sin una relación directa, sin una prueba. Pero sólo en un ambiente tan hostil podía ocurrir una cosa como ésa. En Estados Unidos no se pueden encontrar antecedentes de un caso igual.”
En el mundo crece la solidaridad con la Causa de los Cinco, a través del llamado ‘Amicus Curia’, es decir, Amigos de la Corte, que son personas o instituciones que no son parte del litigio; pero que tienen razones para opinar.
A través de este mecanismo norteamericano, el mundo respalda a los cubanos, como explica Ricardo Alarcón de Quesada: “Es muy raro que haya personas que hagan eso antes de que el Supremo decida aceptar el caso para revisarlo. Esta vez logramos que fuera una cifra sin precedentes que han presentado sus opiniones”.
El apoyo, el respaldo, y la solidaridad con el caso de Los Cinco se multiplica a través de los ‘Amigos de la Corte’: “hemos recibido de parlamentarios de todo el mundo: 70 parlamentarios europeos, el Senado mexicano en pleno, la Asamblea Nacional de Panamá, otros grupos parlamentarios de diversas partes del mundo, y 800 mil abogados brasileños.”
Diez Premios Nobel se unieron para suscribir ese documento; que no es un trámite formal, pues cada persona debe llenar un formulario con todos los datos particulares, la firma y además, pagar dos mil dólares para poder presentar un Amicus.
“Hemos logrado que centenares de parlamentarios, decenas de organizaciones de juristas, que representan a millones de abogados en el planeta también se sumen; que varios ex jefes de Estado, y algunos actuales Jefes de Estado, hayan suscrito los Amicus; igual que lo han hecho ocho importantes organizaciones norteamericanas, entre ellas algunas progresistas, muy conocidas, como el Gremio Nacional de Abogados, y la Asociación Nacional de Abogados Negros.”
Asimismo, explica el Presidente del Parlamento Cubano, “El Decano y un equipo de investigadores de derecho de la Universidad de Howard en Washington, elaboraron uno de los documentos más importantes; y respaldan la causa cubana también un grupo de siete académicos cubano-americanos, profesores de universidades, con reconocido prestigio, todos ellos nacidos en Cuba y emigrados a los Estados Unidos cuando eran niños; varias organizaciones que se dedican en los Estados Unidos a estudiar los problemas de la integración de los Jurados, la Asociación Nacional de Abogados Defensores Criminalistas, la Filial de Miami de esa misma Asociación.”
Existe una impresionante manifestación de solidaridad, de respaldo; y sin embargo, “no hay una palabra, en el New York Times, en el Washington Post, en los canales de televisión, y las personas en los Estados Unidos no conocen nada del caso, ni han oído hablar de los Amicus en la televisión ni en la prensa. Ahí es donde está el gran problema que tenemos con el caso de Los Cinco: ‘no existe en términos reales’ ante la opinión pública norteamericana. Y para resolver un caso político, para lograr que se haga justicia, no basta con la habilidad de un jurista o con los elementos ante un tribunal.”
No obstante, “algo hemos logrado, pero no es suficiente, porque son juristas, abogados, gente enterada, que tiene que ver con esta materia los que se pronuncian, pero el ciudadano común, los que pueden desfilar en grandes manifestaciones, los que pueden hacer pensar a los jueces, la mayoría de ellos no sabe nada del caso de los cinco, porque no se les ha dicho, porque se manipula la información, se esconde la verdad y se distorsiona.”
La petición de revisión del caso de Los Cinco está planteada a la Corte Suprema de los Estados Unidos y la respuesta de si aceptan revisar el caso o no debe conocerse antes de las vacaciones de verano. Quizás en mayo o junio, la Corte diga SI o NO.
Y una vez que se conozca la decisión, el equipo de la defensa procederá en Washington, en espera del inicio de otro juicio en Miami, para dictar nuevas sentencias para Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González.
“Gracias a la solidaridad internacional hemos ganado una batalla con la presentación de los Amicus, -enfatiza Alarcón de Quesada- pues no hay ningún otro caso que tenga un nivel de respaldo como este, y eso debería llamarle la atención a los magistrados norteamericanos e inclinarlos a considerar el tema.”