Luis Jesús González - Cuba Trabajadores.- Agobiada por la más profunda crisis económica de las últimas ocho décadas, la humanidad se asoma a la incertidumbre del futuro con la esperanza de cambiar las predicciones del presente.

Marcada por vaticinios encontrados, la llegada del 2009 deja entrever un año de fuertes contradicciones entre los que auguran la expansión de una crisis apocalíptica y los que aún nos aferramos con optimismo a la generalización de un futuro diferente.
En el plano económico los presagios apuntan a la desaceleración del crecimiento económico, que según estimados del Banco Mundial, pudiera ser inferior al 1% en las naciones más desarrolladas, incluso no se descarta un cierre de año con decrecimiento.
Paralelamente, la brusca caída de los precios del petróleo, los alimentos y las materias primas presupone un descenso del comercio por el decrecimiento de las exportaciones, al tiempo que algunos analistas anuncian un fortalecimiento de los mercados regionales como antídoto ante las reducciones de los tradicionales importadores.
A pocos días del cambio de presidente en Estados Unidos, la popularidad del mandatario electo, Barack Obama, sube como la espuma, mientras George W. Bush, despojado de la aureola mesiánica de hace ocho años, deja un recuerdo amargo en la mayoría de los norteamericanos, para quienes el 2009 aportará nuevas inquietudes cuando el desempleo toque a más de un millón de puertas y alcance categoría de epidemia social, con niveles similares a los de 1983.
Compañeros de infortunio, Europa y Japón transitan por un terreno semejante, ya que los estimados apuntan a la reducción de la inflación y a la pérdida de puestos de trabajo. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el mundo dejará el 2009 unos 25 millones más de desempleados como consecuencia de la crisis, por lo que la Organización Internacional del Trabajo fija la cifra de personas sin ocupación durante el año en más de 210 millones.
A falta de calamidades, la humanidad verá expandirse la pobreza. En América Latina, pese a terminar el 2008 con 4,4% de crecimiento del PIB, los pronósticos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), indican que uno de cada tres pobladores de la región vivirá por debajo del límite de pobreza y cerca del 40% sumergido en la indigencia.
Para los trabajadores la preservación del empleo no supondrá una mejoría palpable, toda vez que el acostumbrado remedio neoliberal de reducir el gasto público generará nuevas erogaciones de un salario deprimido por la inflación y el alza del costo de la vida.

La guerra sin paz
Tras ocho años de supuesta guerra contra el terrorismo —cuyo resultado más evidente lo constituye la multiplicación de la violencia—, las pugnas electorales de los sectores más ortodoxos de la derecha sionista y su venganza por la derrota sufrida en Líbano, inauguran el año 5769 del calendario judío con el prolongado bombardeo de la población palestina en Gaza, otro crimen impune de un genocidio premeditado pese a la condena de la comunidad internacional.
Como si no bastaran las secuelas del colonialismo, la hambruna de millones de refugiados y las pandemias generalizadas que amenazan con extinguir su población, las guerras civiles y étnicas buscan en África las jugosas ganancias del tráfico de armas, diamantes y el despojo de las riquezas almacenadas en sus tierras.
Sin embargo, en el año que se inicia las preocupaciones de un sector de la comunidad mundial miran hacia la protección de los gorilas y su preservación como especie en la zona limítrofe entre la República Democrática del Congo y Ruanda, región azotada por un conflicto armado entre el gobierno y grupos insurgentes alentados por intereses foráneos.
En un intento por sofocar la expansión de la violencia, la ONU decidió dedicar el 2009 como Año de la Reconciliación y el aprendizaje de los derechos humanos, expresión de dos urgencias impostergables para la humanidad, pero que lamentablemente no se cotizan en las bolsas sino en el horror del planeta. La paz por la que rezan devotos de diversas religiones es aún una utopía en el horizonte y todos los días los noticieros hacen de la muerte una constante, repetida en diarios manchados de sangre.

Tierra de presagios
Mientras los balances económicos de Estados Unidos, Europa y Japón presentan cifras aterradoras, una nube de analistas, científicos astrólogos, magos y adivinos lanzan sus vaticinios en un mundo plagado de dudas sobre las perspectivas a corto plazo. En tiempo de incertidumbres el mundo resulta un buen terreno para teorías, especulaciones y presagios.
Según James Roger, analista financiero norteamericano, el rescate de 700 mil millones de dólares aprobado por el gobierno de Estados Unidos está muy lejos de resolver la crisis en ese país, incluso la situación puede guardar aún “espantosas sorpresas”. Sin embargo, para otros, como su homólogo y compatriota, William Gross, la solución vendrá de la mano de Obama, a quien ven como el hombre capaz de rejuvenecer “los espíritus animales del capitalismo”.
Ambas posturas expresan las incertidumbres y anhelos de una nación en crisis, cuyo destino parece cada vez menos manifiesto, como asegura el académico ruso Igor Panarin, quien vaticina que el 2009 será el último año de la unidad nacional de Estados Unidos, cuyo territorio se fragmentará en cuatro nuevos estados durante el 2010, como consecuencia de las contradicciones regionales y étnicas.
En el templo de Bai Yun, los maestros del taoísmo miran con esperanza el advenimiento del año 4707 del calendario chino, encarnado en la mítica figura del Buey, símbolo de buena suerte, en el que los efectos de la actual crisis comenzarán a desaparecer en agosto, porque el 2009 será un “año benéfico”, de ahí que, pese a la falta de claridad sobre el futuro, algunos, como el jamaicano Usain Bolt, recordista mundial de 100 y 200 metros planos, aspiran a imponer nuevas marcas.
Pese al acostumbrado descenso de las temperaturas en el hemisferio norte, meteorólogos británicos pronostican un período más caliente, en el que las temperaturas alcanzarán un promedio de 14,4 grados centígrados en el Reino Unido, casi media unidad más que en los años 60, aunque inferior al de 1998, calificado como el más cálido de las últimas temporadas. Las preocupaciones sobre el clima también asaltan a varios ecologistas ingleses, preocupados por los recientes veranos lluviosos, los que han colocado en peligro de extinción a un grupo de insectos, incluidas algunas coloridas mariposas.

Voluntad de poder
Aunque nadie se atreve a negar el impacto y la duración de la crisis económica, la lucha contra sus efectos presenta aristas de diverso signo, ya que mientras unos apelan por aplicar las recetas conocidas, otros buscan alternativas para reducir su impacto en la orientación de prioridades del gasto público.
En las asignaciones presupuestarias estadounidenses, además de las acostumbradas sumas para hacer guerras, sobresalen las solicitudes gubernamentales para la protección de marcas y patentes contra el robo y la piratería —pese a su práctica generalizada por empresas norteamericanas contra fabricantes de otras latitudes— y el aumento destinado a beneficiar la industria farmacéutica con la certificación de medicamentos genéricos, ya que sin contemplar una reducción de los precios al consumidor, el sector avizora un déficit estimado entre 60 y 70 mil millones de dólares por la pérdida de las patentes de varios fármacos en los próximos años.
En América Latina el contraste resulta más perceptible, toda vez que mientras los presupuestos de algunos gobiernos apuntan hacia un incremento de los gastos en materia de defensa y seguridad pública, naciones como Ecuador, Panamá y Argentina enfatizan sus intenciones en el gasto social, la ciencia y la investigación tecnológica pese a las maniobras opositoras.
Por su parte, Venezuela dedicará casi uno de cada cinco bolívares de su presupuesto al sector de la educación, lo que triplica ampliamente el monto destinado en esa área una década atrás; en tanto, las partidas de salud y asistencia social ocupan el 14,4% de los gastos planificados, muestra de que las aspiraciones de los pueblos también saben encontrar una puerta de salida al cataclismo global.
Sumergido aún en presagios y predicciones, el mundo del 2009 tiene aún mucho camino por recorrer y una historia por escribir, en la que los pueblos están obligados a figurar como protagonistas para que perdure la esperanza.