Por Egonza*/Kaos en la Red.- Las muertes de varios personajes de la historia cubana me han sido explicadas (sin yo haberlo pedido) convincentemente a través de suicidios que no lo fueron, desapariciones de aparecidos, hachazos, tiros a quemarropa, estrangulaciones y descuartizamientos abundosos.

Luego de varios quinquenios de dudas, indecisiones, extensiones y posposiciones, he regresado a cerrar el círculo, al lugar de donde partí: la Playa, Miami Beach, o SoBe como se le decía antes.

El norte de Mayami Bich ha mejorado notablemente para mi gusto, ahora se puede caminar-correr-trotar pegado al mar, y se ve gente sola o con sus perros (que no es lo mismo pero es igual), acompañada, en bicicletas, sentada o como sea. Se ve gente. Es a lo que he estado acostumbrado.

El sur de la Bich tampoco es igual, en otros sentidos. Lincoln Road no es más aquel boulevard donde la gente se miraba, retrocedía y se presentaba, o se sentaba a conversar (oh, my, tengo recuerdos), digamos cualquier miércoles por la noche. Ni aquella salita de cine de arte cuyo nombre no recuerdo, ni la librería que la precedía existen ya. Quedan, sin embargo 2 teatros a la sombra de muchas, muchísimas tiendas de primera que han aparecido.

No he tenido suficiente tiempo para valorar-deconstruir-reconstruir y aplaudir o no todos los cambios en el norte o sur de la Playa, pues yo mismo he estado encarando uno enorme.

Enfrentado a una serie de gestiones, no he podido menos que oír y aprehender (in)intencionadamente algunos sintagmas en bocas cubanas, similares a aquéllos de quinquenios atrás, cuando pagaba $300 por un estudio con todo incluido y una terraza maravillosa en Pine Tree Dr (oh my gosh!, todo tiempo pasado fue mejor, no me caben dudas).

La esperanza de ganar un premio grande de la lotería, sigue siendo el más recurrente y apasionado deseo cubano-miyamense. Como es un deseo, MUY, DEMASIADO generalizado, es poco probable que todos lo logren durante esta existencia, pero eso no impide el suspiro-mirada extraviada-voz entrecortada de los deseosos, ni menos su idéntica recurrencia quinquenios después.

La lejana muerte de Fidel y sus posteriores reencarnaciones virtuales o en la piel de excelentes dobles es el segundo comentario escuchado, aunque uno esté, digamos, ordenado la copia de una llave casera.

Pero a las especulaciones sobre la muerte ya ocurrida y verificada por analistas y cubanólogos que no han pisado suelo cubano en sus vidas (o solo asépticamente), han seguido revelaciones extraordinarias. Una de ellas redescubre-repiensa y finalmente reelabora la escena de la paloma en el hombro durante el discurso frente al antiguo Palacio Presidencial, al principio de la Revolución.

Se asegura que la estadía del ave está relacionada con el plomo que fue obligada a tragarse y que parece haber digerido completamente e incluso defecado antes de haber levantado vuelo, evento que habría dado lugar a una raza de palomas comeplomos.

Las muertes de varios personajes de la historia cubana me han sido explicadas (sin yo haberlo pedido) convincentemente a través de suicidios que no lo fueron, desapariciones de aparecidos, hachazos, tiros a quemarropa, estrangulaciones y descuartizamientos abundosos.

Y por gracia de esa imbatible necesidad de asegurar que se conoce de TODO, que se sabe BIEN lo que PASA, HA PASADO Y ESTÁ PASANDO, hasta una famosísima figura local-internacional ha sido pautada como adicta a swingueos y demás gozosas trasposiciones de la vida moderna, y hasta se proclama el nombre de su primera amante del mismo sexo o compromiso (sustantivo demodé, abusado y graso donde los haya).

No es la intención de este escribidor provocar elucubraciones-especulaciones segurosas sobre sí mismo, en un momento en que se ha sentido sobresaturado de todo tipo de ficciones. No sería sano agregar una más.

Esta nota es solo un corte de mi novicia visión de este lugar playeri y el reflejo de la historia de algunos que han elegido, con todo su derecho, permanecer en el pasado, ignorar una realidad que nunca está quieta (gústenos o no), y de paso compartir la tremenda interrogante con ustedes, el inmenso misterio que rodea el vivir tantos años pensando (casi) de idéntica manera.

*Ernesto González, escritor cubano residente en Estados Unidos, publica artículos en revistas locales y electrónicas, ha enseñado español en la East-West University y en la escuela Cultural Exchange, y fue asesor de la prueba de español creada por Riverside Publishing. Sus novelas están disponibles en amazon.com (EEUU) y lulu.com (Latinoamérica y Europa).

Fuente: http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/14882-g%C3%BCelcon-bak-tu-mayami-bitch.html