Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- El Comandante Fidel Castro, entonces 1er Ministro de Cuba, se reunió con un grupo de prestigiosos intelectuales y artistas de la Isla, los días 16, 23 y 30 de junio de 1961, para debatir inquietudes que surgían en ese sector, muchas de ellas debido a las campañas yanquis contra el naciente proceso revolucionario que tanto preocupaba a Washington, incluso antes del triunfo, como afirmaron el presidente Eisenhower y el director de la CIA, a finales de 1958.

 

La misma se llevó a cabo en la Biblioteca Nacional y culminó con la intervención de Fidel Castro, algo que se conoce como Palabras a los intelectuales, bastante tergiversada y manipulada por los enemigos de la Revolución, principalmente por los ideólogos de la CIA.

¿Qué sucedía en Cuba en esos momentos que incidía entre los intelectuales y artistas?

A solo 4 meses del triunfo de enero de 1959, la CIA y el embajador de Estados Unidos en La Habana, elaboraron un amplio para su gobierno, titulado: “Crecimiento del comunismo en Cuba”, apreciaciones y recomendaciones para ejecutar un plan de influencia en la sociedad y contrarrestar las medidas revolucionarias que afectaban sus intereses geopolíticos.

Entre las ideas que se exponen en dicho informe se afirma:

“Bajo la mirada benévola de Fidel Castro y protegidos por su inamistosa actitud hacia Estados Unidos y su drástico programa de reformas sociales y económicas, el comunismo está creciendo en Cuba y se infiltra con éxito en diferentes sectores de la vida pública”.

“El movimiento obrero fue el primer blanco de los comunistas y en el que probablemente ellos hayan alcanzado su éxito más importante hasta ahora”.

En La Habana, los representantes sindicales comunistas son enfrentados por la organización juvenil católica (JOC), pero fuera de La Habana esa organización tiene poca fuerza”.

“El gobierno parece estar moviéndose en dirección a una ocupación de los aspectos claves de la información pública y hay considerables pruebas de la infiltración comunista”.

“Los operadores de linotipia, los talleres de prensa, los salones de la prensa y los departamentos de administración de los periódicos, han sido controlados por el Sindicato de Artes Gráficas, una organización dirigida por los comunistas”.

“Los comunistas han sido tradicionalmente fuertes en el campo de las actividades culturales y no fueron eliminados de allí hasta el gobierno de Batista. El más grande grupo cultural nacional de Cuba, el Instituto Nacional de Cultura, está encabezado por la Dra. Vicentina Antuña, quien es considerada una compañera de ruta. La Junta de Gobierno del Instituto todavía no ha sido seleccionada, pero su composición indicará presumiblemente la coloración política de esa organización”.

“La organización cultural de frente de los comunistas, Nuestro Tiempo, que estaba en la clandestinidad en el período 1957-1958, se ha vuelto activa desde el 1 de enero de 1959. Entre sus primeros oradores estuvo el Comandante Ernesto Che Guevara. Los programas culturales en la fortaleza de la Cabaña han incluido la alfabetización y una inyección de marxismo, igual que lecturas de poesías por Nicolás Guillén, relevante poeta comunista cubano”.

“Hay dos nuevos grupos de cine en Cuba: El Cine Club Visión, que ha tenido sólo una reunión y en la cual el geógrafo procomunista cubano, Dr. Antonio Núñez Jiménez habló; y El programa Cine Debate, el cual consiste en la presentación de una película seguida de una discusión por el público… técnica algunas veces utilizada por los comunistas”.

“Dos programas de televisión recientes han sido dedicados a debates entre comunistas y católicos, evidencia adicional de la respetabilidad de la doctrina comunista como doctrina actual. Más tenue que los puntos anteriores, es la atmósfera general entre los intelectuales, del rechazo a expresar sentimientos anticomunistas, por temor de que puedan ser acusados de ser contrarrevolucionarios”.

Ese era el escenario fomentado por la CIA y los diplomáticos yanquis, para ejercer una campaña contra todo lo que pudiera afectar sus intereses, basado en la cruzada anticomunista que Estados Unidos desarrollaba contra sus artistas e intelectuales desde los años 50.

Por eso, en ese sector cubano se van fomentando opiniones en contra de algunas medidas revolucionarias, entre ellas la creación de la Imprenta Nacional, por la idea inducida en la propaganda yanqui, que la misma limitaría la creación y pudiera sofocar el espíritu creador de escritores y artistas.

Ante esa línea de pensamiento incitada por las informaciones que la prensa y la radio de Estados Unidos transmitían hacia Cuba, Fidel esclareció en esa reunión, que lo principal en la Revolución era el pueblo, de ahí la campaña de alfabetización para que todos pudieran leer y escribir, desarrollar el arte y la cultura, para que el arte y la cultura llegaran al pueblo.

La cruzada anticomunista pretendía sembrar el terror y el pánico entre los artistas e intelectuales, mucho más después de declarado el carácter socialista de la Revolución, días antes de derrocar al ejército mercenario organizado por Estados Unidos, que intentó apoderarse de Cuba por Bahía de Cochinos.

Por eso algunos intelectuales se oponían a la formación del Consejo Nacional de Cultura, pues la propaganda yanqui decía que iba a asfixiar el espíritu creador, amenazaba el derecho de los escritores y artistas y cometería arbitrariedades, por exceso de autoridad.

Ya funcionaban contra Cuba las emisoras subversivas Radio Swan y la Voz de las Américas, las que iniciaron las orientaciones a las familias cubanas para sacar a sus hijos del país, en la cruel Operación Peter Pan, con la plena participación de la Iglesia Católica.

Inducían a que el pueblo se negara a becar a sus hijos en las nuevas escuelas, entre ellas la de Instructores de Arte y la Academia Nacional de Arte, donde se formaron las generaciones del futuro, con hijos de campesinos y obreros, quienes jamás tuvieron esa oportunidad en la república mediatizada.  

La Revolución eliminó la pobreza entre artistas e intelectuales que no tenían un retiro y escasos recursos que los obligaba a vender sus obras a precios de miseria, traspasar sus derechos de autor para comer o emigrar como única solución.

Desde el inicio, la Revolución reconoció a los artistas e intelectuales, potenció el cine con la creación del ICAIC, el Instituto de Etnología y Folklore, el Ballet Nacional y el folclórico.  En la Biblioteca Nacional se estableció una política en favor de la cultura, la música, la pintura, un departamento juvenil y una sección para niños.   

La Revolución oxigenó la cultura nacional y a sus exponentes, lo que preocupaba a los yanquis, porque dejaban de tener influencia en el arte cubano. Debido a eso, en el citado plan de abril de 1959 se proponen un conjunto de “Sugerencias para combatir el comunismo en Cuba”, entre ellas:

  • Los funcionarios de la embajada y los líderes de la comunidad de los negocios norteamericanos, deberán hacer un esfuerzo concertado de volver a la idea de que el crecimiento del comunismo es algo que no deberá ser tolerado.
  • Estimular una campaña de prensa, la cual enfocaría las luces sobre los comunistas en posiciones de importancia.
  • Denunciar las actividades comunistas locales en la prensa de Cuba, la de Estados Unidos y en el mundo libre.
  • Fortalecer a los elementos anticomunistas existentes en sus esfuerzos contra el comunismo, en los sindicatos de trabajadores; la prensa y escritores individuales; la Radio y la TV, los partidos políticos y los grupos de acción; la Iglesia y los estudiantes.
  • Traer a Cuba especialistas anticomunistas para estudiar la analogía de las acciones del gobierno cubano con la línea comunista y darles información a los grupos anticomunistas.

Esa línea de acción yanqui fomentó entre los intelectuales y artistas, la falsa percepción de que la Revolución ahogaría su libertad de creación, motivo por el cual Fidel Castro les explicó:

“Contra la Revolución nada, porque la Revolución tiene también sus derechos; y el primer derecho de la Revolución es el derecho a existir.  Y frente al derecho de la Revolución de ser y de existir, nadie, por cuanto la Revolución comprende los intereses del pueblo, y por cuanto la Revolución significa los intereses de la nación entera, nadie puede alegar con razón, un derecho contra ella”.

Hoy son similares aquellas campañas, pero existe un pueblo culto y preparado para enfrentarse a esa lucha ideológica, que en 62 años no ha logrado sus sueños de desmontar el socialismo en Cuba, porque como afirmó José Martí:

“No hay proa que taje una nube de ideas”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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