Artur González / Heraldo Cubano.- El Parlamento Europeo “tan preocupado” por los derechos humanos en Cuba, aprobando un conjunto de resoluciones condenatorias ante fabricadas violaciones confeccionadas en el Departamento de Estado yanqui, similares a las que hacen contra Venezuela, no han elaborado una sola para condenar y sancionar a Israel, por los crímenes de lesa humanidad cometidos en sus constantes bombardeos a hospitales y centros para refugiados palestinos.


Estas acciones de la aviación israelí violan las regulaciones internacionales, entre ellas las Reglas de la guerra aérea establecidas por la comisión de juristas que presentó en La Haya, febrero de 1923, un informe sobre la revisión de la guerra, donde se establece en su Capítulo IV, artículo 22:

“Está prohibido el bombardeo aéreo para aterrorizar a la población civil o para destruir o dañar la propiedad privada de índole no militar o para herir a los no combatientes”.

Otra violación de Israel en sus ataques criminales contra Gaza, es del Convenio de Ginebra,12 de agosto de 1949, relativo a la debida protección a las personas civiles en tiempo de guerra, recogido en el Título I, artículo 4, que establece:

“El presente Convenio protege a las personas que, en cualquier momento y de la manera que sea, estén, en caso de conflicto o de ocupación, en poder de una parte en conflicto o de una Potencia ocupante de la cual no sean súbditas”.

También violan el artículo 18 que afirma:

“En ninguna circunstancia, podrán ser objeto de ataques los hospitales civiles organizados para prestar asistencia a los heridos, a los enfermos, a los inválidos y a las parturientas; deberán ser siempre respetados y protegidos por las Partes en conflicto.”

Sin embargo, Israel bombardea premeditadamente Al-Shifa, el mayor hospital de la Franja de Gaza, con la intención de asesinar a los niños, mujeres y heridos, bajo el principio de arrasar a Palestina totalmente para apoderarse de su territorio, algo que  hacen desde hace 75 años, sin escuchar las resoluciones aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidos, porque tienen el total respaldo de Estados Unidos, país que anualmente entrega a Israel 4 mil millones de dólares en ayuda y en estos momentos acaba de aprobar 14 mil millones, empleados en intentar el exterminio de los palestinos sin el menor respeto a la vida.

Desde inicios de octubre del 2023, los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza y especialmente a los hospitales, han asesinado a 11,000 personas, de ellas más de 8,000 mujeres y niños, junto a cerca de 28,000 heridos, cifras que crecen por horas.

La crueldad israelí es tal que priorizan sus bombardeos en las secciones de maternidad y de emergencia, donde se registra el número más alto de muertos y heridos, e incluso dispararon con alevosía contra las personas que intentaban huir del hospital Al Shifa, sin el menor sentimiento de humanidad, actitud común desde hace más de medio siglo.

Las imágenes trasmitidas en vivo por la cadena televisiva Al Jazeera, el pasado 9 de noviembre, evidencian que los bombardeos masivos ejecutados esa noche cerca del hospital Beit Lahia, tenían la intención de matar y sembrar el pánico entre el personal de salud, los heridos y la población civil.

La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado estas acciones asesinas, pero, con el cinismo que lo caracteriza, Israel rechazó las acusaciones del bombardeo del Al Shif, según declaró Moshé Tetro, jefe de la Administración de Coordinación para Gaza, como si el mundo no viera los resultados de esos bombardeos.

Ante esos asesinatos, el Parlamento Europeo hace un silencio cómplice, porque como fieles corderos de Washington no puede condenar a Israel, prueba de que sus acciones contra Cuba y Venezuela son por órdenes de los yanquis.

Hoy más que nunca, salvo honrosas excepciones, se pone de manifiesto la doble moral de los parlamentarios europeos, siempre tan “preocupados” por los derechos humanos en los países que no aceptan arrodillarse ante Estados Unidos.

Vergüenza para los europeos ante esa actitud sumisa y cómplice que expone la verdad de su Parlamento, en momentos donde el mundo rechaza y condena los crímenes cometidos por Israel, siempre apoyado y subvencionado por los yanquis que se autoproclaman “paladines de los derechos humanos”.

Cual ave del mismo bando, la legisladora republicana por Florida, Michelle Salzman, durante una sesión en la Cámara de Representantes estatal sobre la desescalada de la violencia en la Franja de Gaza, celebrada el pasado 10 de noviembre, ante la pregunta hecha por Angie Nixon, representante demócrata: ¿Cuántos palestinos más tienen que morir para que cesen las hostilidades?

La legisladora Salzman, respondió de inmediato: Todos.

Eso puso de manifiesto el odio y la ausencia de humanidad, ante una situación condenable para quienes tienen valores éticos, morales y respeto por la vida de los seres humanos.

El holocausto sufrido por los judíos ahora lo repiten ellos mismos contra los palestinos, que lo padecen desde hace 75 años ante la complicidad de potencias como Estados Unidos y Europa.

Organizaciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y el Papa Francisco, han pedido a Israel que cese los bombardeos y levante inmediatamente el bloqueo a Gaza, porque el castigo colectivo a la población palestina constituye un crimen de guerra.

Desde hace años, la ONU, trabaja por codificar y juzgar los crímenes de guerra, al igual que hacen las convenciones de La Haya de 1899 y 1907, las de Ginebra en 1864 y 1949 (más los protocolos de 1977), principales instrumentos que identifican los crímenes de guerra. Además, la Corte Penal Internacional (CPI), formada en 2002 a través del Estatuto de Roma y con base en La Haya, Países Bajos, en uno de sus capítulos más recientes sobre el tema, es la encargada de juzgar a personas acusadas de crímenes de guerra.

La CPI aprobó definiciones específicas para el genocidio, los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad y el crimen de agresión, donde se asegura: 

“Los crímenes de guerra incluyen las infracciones graves de los Convenios de Ginebra y otras violaciones graves de las leyes y costumbres aplicables en los conflictos sin carácter internacional, enumerados en el Estatuto de Roma, cuando se cometen como parte de un plan o política o a gran escala”.

Human Rights Watch asegura que el asedio de Gaza constituye un castigo colectivo y un crimen de guerra, mientras que Volker Türk, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, afirmó:

“Antes del 7 de octubre, Gaza había sido descrita como la mayor prisión al aire libre, bajo 56 años de ocupación y 16 de sitio, y el castigo colectivo de Israel a los civiles palestinos equivale a un crimen de guerra, al igual que la evacuación forzada ilegal de civiles”.

Pero mientras Estados Unidos, dueño y señor del mundo, mantenga su apoyo político, militar y financiero a Israel, los crímenes cometidos seguirán con total desprecio al derecho internacional y al respeto de la vida de millones de palestinos.

Razón la de José Martí cuando afirmó:

“Callar un crimen es cometer otro”

 

 

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