Prensa Latina TV.- La pandemia de la Covid 19 arrebata esta vez la vida del músico cubano Adalberto Álvarez, pero ninguna enfermedad podrá apagar la luz que emana de sus composiciones, atesoradas para siempre en el pentagrama de Cuba.


Adalberto en la sobrevida

Un golpe brutal, una honda herida para los que bailaron, cantaron y gozaron su música con la certeza de que en ella habitaba una de las más puras esencias del alma cubana: así llegó en las primeras horas del miércoles, dentro y fuera del archipiélago, la noticia de la muerte de Adalberto Álvarez, en La Habana, víctima de la COVID-19

Pedro de la Hoz

Granma

Un golpe brutal, una honda herida para los que bailaron, cantaron y gozaron su música con la certeza de que en ella habitaba una de las más puras esencias del alma cubana: así llegó en las primeras horas del miércoles, dentro y fuera del archipiélago, la noticia de la muerte de Adalberto Álvarez, en La Habana, víctima de la COVID-19.

«Extendemos nuestras más sentidas condolencias a la familia del excelente músico Adalberto Álvarez, a sus amigos y al pueblo de Cuba que lo tiene entre sus artistas más queridos. Su música y su defensa total al son quedarán para siempre. Hoy la cultura cubana está de luto», escribió temprano en las redes digitales el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez».

Testimonios de pesar fueron expresados por el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, el Instituto Cubano de la Música, la Casa de las Américas, la Uneac y su Asociación de Músicos, y la Egrem, una de las casas discográficas que difundió su obra.

Colegas y admiradores de América Latina y el Caribe, Estados Unidos y Europa de inmediato hicieron pública su consternación. Músicos cubanos de diversos estilos y varias generaciones coincidieron al destacar la ejemplar trayectoria de Adalberto. Era la reacción esperada y lógica ante un suceso luctuoso devastador, y como homenaje al Premio Nacional de Música 2008, quien sobrevivirá por la magnitud de su legado.

Adalberto partió del son y hacia el son fue. Aunque nació en La Habana, donde a su venerada madre Rosa Zayas sorprendió el alumbramiento el 22 de noviembre de 1948, Camagüey lo acunó. Se sentía camagüeyano por los cuatro costados, y mucho hizo por la ciudad –presidió las festividades por el San Juan y lanzó la iniciativa de la Fiesta del Tinajón–, en la que su padre, Nené Álvarez (1926–2017), fundó y dirigió varias agrupaciones, entre ellas Avance Juvenil –Adalberto integró su nómina y en determinado momento asumió la dirección–  y Soneros de Camacho. 

Entre la orientación de su padre y la imantación que atrajo al adolescente a poner oído a Benny Moré, Arsenio Rodríguez, Lilí Martínez y la Aragón, en 1966 Adalberto decidió formalizar estudios en la Escuela Nacional de Arte. Pensó en el piano, pero no había cupo y le sugirieron matricular fagot. Puso su mayor interés, mas sobre todo aprovechó la academia para penetrar en los secretos de la composición y la orquestación, y compartir aspiraciones con condiscípulos que darían muy pronto que hablar, como José Luis Cortés, Joaquín Betancourt, Pachito Alonso y Emiliano Salvador.

Al regresar en 1972 a Camagüey, impartió lectura musical en la Escuela Provincial de Arte. Pero su suerte como renovador del son ya estaba echada. En una de sus visitas a esa ciudad, Nené le presentó a un amigo suyo, Joseíto González, del que Adalberto tenía noticias pues, al frente de Rumbavana, en el parteaguas de 1970, revivía la tradición bailable a la par que Elio Revé y Juan Formell, en sucesión de continuidad marcaban el inicio de una revolución en el género cubano mayor. Joseíto quedó deslumbrado por el talento autoral del joven y montó y grabó las primeras piezas, Con un besito, mi amor, Realidad y solución y, la más rotunda de todas, El son de Adalberto.

La consolidación de Adalberto en la escena nacional y el gran salto internacional sobrevinieron con la fundación, en 1978, del conjunto Son 14, en Santiago de Cuba. Alentado por el compositor Rodulfo Vaillant, se instaló en la urbe oriental con cinco músicos procedentes de Avance Juvenil a los que sumó otros talentos, entre los que figuraba el expelotero y cantante Tiburón Morales. El debut se produjo en la plaza Santa Úrsula el 11 de noviembre.

Tres discos grabó Son 14 en los que mucho tuvo que ver el maestro Frank Fernández como productor; álbumes contentivos de piezas que quedaron para siempre como A Bayamo en coche, Agua que cae del cielo y Son de la madrugada. Para un público que había hallado en la salsa un espejo en el que reencontrar raíces, la música de Adalberto no solo recordaba de dónde venía esa pasión, sino la actualizaba desde la raíz. Los salseros lo entendieron pronto; de ahí que Oscar D’León, Papo Lucca y la Sonora Ponceña, Eddie Palmieri, Roberto Roena y Gilberto Santa Rosa, entre los más encumbrados, asimilaran en sus repertorios obras de Adalberto. Y que Juan Luis Guerra al insuflar nuevos aires del merengue versionara al cubano con Santiago en coche.

Con Son 14 y luego, a partir de 1984, con Adalberto y su Son –empezaba a ser conocido como El Caballero del Son en medio mundo–, quedó fijada una línea reconocible y de altísima calidad. Antes de estrenar nueva orquesta, la que permanece hasta hoy, colaboró con Omara Portuondo, Gina León y Celina González.

Un mismo y nuevo Adalberto asomó hacia 1988 en Esperando a María, y ya no iba a parar. Los sones venían a punto hasta el delirio en producciones para la Egrem, Bis Music y otras casas: Y qué tú quieres que te den; A bailar el toca toca; Fin de semana; Qué te pasa, mami; Para bailar casino –pocos hicieron tanto por reanimar y poner nuevamente de moda el emblemático baile en pareja–, Somos latinos, La novia de un amigo mío y tantísimos más.

En las dos últimas décadas su discografía siguió siendo laureada y deseada por oyentes y bailadores, tal sucedió con El son de Adalberto suena cubano, Mi linda habanera, Gozando en La Habana, El son de altura respeto y Respeto pa’ los mayores.

En el más reciente Cubadisco, el álbum Un Son para el Caballero se alzó con el Gran Premio. Siempre habrá que revisitar un fonograma en el cual los más representativos exponentes de la música popular bailable contemporánea recrean partituras icónicas de Adalberto, con el añadido de una obra dedicada a él por el boricua Santa Rosa.

Con absoluta convicción y plena energía, durante los últimos años Adalberto lideró una cruzada para la proclamación del 8 de mayo, fecha de nacimiento de Matamoros y Cuní, como el Día del Son Cubano. Pero sobre todo abogaba por ir más allá de una parada en el calendario. «Vivir el son cada día es una linda manera de ser cubano», declaró pocas semanas atrás. Sentir, compartir y enaltecer la obra de Adalberto será también una hermosa manera de proyectarlo en la sobrevida.

 

Adalberto Álvarez: “Soy un sonero de pura cepa”

*Cubadebate publica esta entrevista realizada a Adalberto Álvarez hace algunos meses vía Whatsapp. Maestro, luz donde quiera que esté.

Thalía Fuentes Puebla - Cubadebate

Adalberto Cecilio Álvarez Sayas nació en La Habana “accidentalmente”; a su madre le sorprendió el parto en la capital. Nació siendo músico, porque el talento es innato en aquellos que están en la cúspide de la música cubana.

Si preguntas por qué el son reafirma con orgullo que es un sonero de pura cepa, pero su mayor satisfacción es cuando hace bailar a su público. “Cuando llegas a un lugar a tocar tu música y ves la pista llena, es el momento que más se disfruta. Ver el goce en la cara del bailador, las expresiones y sus movimientos, incluso, observar a aquellas personas que, aunque no bailan, repiten y corean tus canciones, ese es el instante más importante que puede existir en la vida de un músico”.

 ¿Por qué la música? 

“La música es de herencia familiar. Mi bisabuelo fue director de la Banda Municipal de Camagüey y de ahí se desprendió toda una generación de músicos en esa provincia. El más reciente fue mi padre, quien dirigió dos agrupaciones: el conjunto Avance Juvenil y Los soneros de Camacho, hasta su fallecimiento.

“Mi mamá tocaba el piano y aunque estudió música muy tarde, hizo un esfuerzo grandísimo porque quería entrar al Coro Profesional de Camagüey. Siendo una persona mayor se puso a estudiar solfeo. Increíble, fue un ejemplo tremendo. Tocaba el piano de oído. Cantaba muy lindo. Mi abuela por parte de madre, que también cantaba muy lindo aunque no ejercía la profesión, era parte del coro de la Iglesia Bautista a la que me llevaba de niño a cantar”.

 ¿Ha existido algún músico en particular que haya sido su paradigma o ejemplo a seguir?

“El mayor ejemplo a seguir, aunque admiré a músicos muy grandes, fue mi padre. Crecí prácticamente en los ensayos y siempre quise ser como él. Siempre. Fueron enseñanzas muy grandes las que recibí; aunque nunca me llevó a una clase de música, bastaba con sus criterios, sus opiniones, con sus gustos, con la música que el escuchaba, para que yo quisiera seguir sus pasos. Fue la influencia más grande que tuve y gracias a él me interesé por la música de grandes soneros de esa época, que eran sus amigos, como Miguelito Cuní, Rafael Lay, Richard Egüés”.

Es músico, compositor, arreglista y director de orquesta. ¿Qué prefiere?

“Hay dos cosas que prefiero mucho, indiscutiblemente, una es la composición y la otra es dirigir. La dirección me da la satisfacción de acomodar las cosas que escribo de una manera tal a como las quiero escuchar. Al mismo tiempo, me ofrece la oportunidad de enseñar. He tenido la dicha de poder decir hoy día que he formado a músicos, tanto instrumentistas, como cantantes”.

¿Qué significó Son 14?

“Son 14 fue un sueño hecho realidad. Siempre anhele tener mi propia agrupación. Había dirigido el Conjunto Avance Juvenil en Camagüey, una orquesta fundada por mi papá en el año 48. Pero, quería mi propia agrupación, una a la que yo le buscara el nombre. Había escrito muchos nombres posibles, todos empezaban con Son: Son de Cuba, Son de América, Son del Mundo. La agrupación que tuviera iba a tener ese nombre incluido en el título. Soñando y soñando se me dio la oportunidad de tener a Son 14. Fue mi primer hijo musicalmente hablando; una etapa muy exitosa que marcó un momento importante en la música bailable en Cuba. Son 14 fue la agrupación que recogió muchos de los temas más importantes que he escrito en mi vida musical”.

¿Qué significa Camagüey para Adalberto Álvarez?

“Nací en La Habana por accidente. Incluso estoy inscrito en Camagüey. La capital siempre me gustó. Recuerdo que de niño decía con orgullo, sobre todo en Camagüey, que había nacido en La Habana. Esta ciudad es la capital de todos nosotros, pero lo que yo siento por Camagüey es indescriptible: el amor que yo profeso por esa ciudad, la nostalgia cuando paso mucho tiempo sin visitarla.

“Cuando estoy en mi casa aquí en La Habana y cierro los ojos, me pongo a pensar en las calles, en mi barrio de Camagüey. He tenido la costumbre de no estar dos o tres meses sin ir a esa provincia. He sido presidente de San Juan Camagüeyano, fui el creador de la Fiesta del Tinajón. He estado trabajando de manera activa en todas las cosas que he podido hacer para ayudar culturalmente a esa ciudad. Camagüey ocupa un lugar muy, muy importante en mi corazón. Camagüey es parte importante en mi vida”.

 ¿Qué rasgos distinguen a la composición musical de Adalberto?

“En mis composiciones musicales siempre he buscado la manera de utilizar un lenguaje universal, que pueda ser entendido en cualquier parte del mundo, aunque quizás en algún momento utilice algún modismo, algo que se usa o se dice aquí en Cuba, dentro del patio.

“Siempre he tratado con respeto las letras, no ser agresivo en las canciones que compongo y tratar de que lleven un mensaje de alegría, o quizás no de alegría, porque un compositor escribe en momentos buenos y malos, pero siempre cuidando mucho el mensaje y las letras. Eso es fundamental a la hora de escribir”.

¿Cuáles son las claves que ha permitido que Adalberto Álvarez y su Son se mantenga en el gusto popular? ¿Qué distingue a esta orquesta del resto de las que defienden la música popular bailable?

“Creo que una de las cosas que ha permitido que la orquesta se mantenga entre las agrupaciones de preferencia del público ha sido la constancia y el no traicionar los principios que seguimos en cuanto a la música que defendemos, a la música que hacemos. No obstante, si hemos evolucionado a la hora de hacer las orquestaciones, en la forma de interpretar las canciones. Aprendimos mucho en el trascurso del tiempo, sobre todo a trabajar con el público.

“También, hemos tratado de mantener un corte de elegancia y respeto a la hora de presentarnos en los lugares, de conservar un poco esa tradición de músicos que respetan al público a la hora de vestirse y de comportarse en el escenario, a la hora de hacer coros de los que se hacen en los bailes, que a veces no se graban pero que son simpáticos. Siempre cuidamos mucho el mensaje que damos en estas improvisaciones”.

Pese a que han cambiado muchos músicos con el paso de los años, ¿Cómo logra una sintonía y la misma sonoridad?

“Los músicos en las orquestas cambian. Eso es inevitable. Pero creo que la responsabilidad de la sonoridad está en quien escribe y está al frente de la agrupación. Se van los músicos y las obras quedan. Se van los músicos y la gente sigue cantando esas canciones que escribiste cuando estaban otros músicos. Se van los cantantes y quizás alguien diga ‘me gustaba más como lo interpretaba fulano o prefiero como lo hace este muchacho ahora’. Lo importante es que esté la obra.

“Un repertorio que se hace clásico es obligatorio tocarlo, porque el público te lo pide más allá de quién esté o de quién no. Cuando dialogaba con Formell hablábamos mucho de las experiencias que habíamos tenido los dos en cuanto a cómo una misma obra había tenido que ser cantada o tocada por otros músicos, porque algunos ya no estaban en las orquestas, pero la gente seguía pidiendo la obra y defendiendo el estilo que tú creaste. Ahí está toda la historia. La obra es lo fundamental”.

¿Cuál es su canción favorita?

“Eso de la canción favorita es difícil. Las canciones son como los hijos. Si le preguntas a un padre cuál es su hijo favorito nunca te va a decir si es este o es el otro. Hay obras que respeto mucho porque tienen una importancia musical. Por ejemplo, ‘Bayamo en coche’ fue una canción que me dio a conocer con Son 14, sin embargo, en ese mismo disco el tema que más se pegó en Venezuela, en Colombia y en Suramérica fue ‘Tal vez vuelvas a llamarme’.

‘El son de la madrugada’ es una de las que más versiones ha tenido. La que más ha perdurado en el tiempo en la preferencia del público es ‘Y que tú quieres que te den’ que es obligado tocarla en todos los bailes en cualquier parte del mundo. Para mí, ‘Tu fiel trovador’ es una excelente canción de las que he escrito. Es difícil. Se quieren a todas las canciones como se quieren a todos los hijos".

¿De que manera está presente la cubanía en el son de Adalberto?

“Está presente en la forma en que hablamos, en la que cantamos, en las imágenes que damos en nuestras canciones, en lo que se siente al escuchar un tema que interpretamos. Inmediatamente te das cuenta de que eso lo escribió un cubano. La cubanía está en poder vivir en este país, escribir desde aquí, la realidad, lo que pasa musicalmente, las cosas en la vida cotidiana, el entorno en que viven nuestros bailadores, nuestro público. Ahí está la cubanía: en el ritmo que imprimimos en las cosas que hacemos”.

Maestro, es considerado el autor musical más versionado, en el ámbito latino en los últimos 40 años. ¿Qué significa que grandes exponentes del género, en Cuba y el mundo, canten sus canciones?

“Indiscutiblemente es un orgullo y una satisfacción muy grande que excelentes músicos de diferentes partes del mundo y de Cuba hayan querido cantar mis canciones y eso reafirma un poco lo que decía al principio en cuanto al lenguaje universal que utilizamos. Agradezco a todas las personas que han hecho una versión de un tema mío. Se agradece por igual, sea grande o no, sea famoso o no, porque ha tenido la delicadeza de pensar en mi obra y es un gesto lindo. Me da satisfacción saber que mi música ha servido para eso”.

¿Qué siente como músico, al saber que la mayoría de sus hijos han elegido esta profesión, de una u otra manera?

“Mis hijos, que son mi vida, han salido músicos porque sencillamente la herencia musical continúa y lo traen en la sangre. Te puedo asegurar que no he inclinado a ninguno de ellos a ser músico. Desde muy pequeños veo la vocación y cuando creo que vale la pena, porque hay talento, intervengo un poco en la forma de orientarlos y guiarlos. Mis hijos son músicos porque son músicos. Me da mucha satisfacción que sean músicos y sobre todo, buenos músicos”.

 ¿Qué le ha regalado la música?

“La música me ha regalado los momentos más lindos de mi vida, y también otros tristes. Esa es la música, te hace reír, te hace bailar o llorar. Cuando perdí a mi madre, a mi padre, la música me hizo llorar muchas veces al escuchar las canciones que cantaba con ellos o las que les gustaban. Entonces, mentalmente me transportaba a Camagüey o acá a La Habana en el periodo que vivió mi madre aquí y recordaba esos momentos. Los menos son los tristes, porque también recuerdo con mucha alegría los momentos en que cantaba a dúo con mi mamá. La música me da mucha alegría al ver una canción mía cantada por muchas personas. La música tiene eso”.

- ¿Qué le ha quitado?

“La música me ha quitado mucho tiempo de dormir, realmente –sonríe- Las musas son tremendas y a veces llegan cuando estás en la mejor parte del sueño y si no te levantas a esa hora y escribes lo que estás pensando, puedes perder la oportunidad de tener algo grande. A lo mejor no, pero quizás por no hacer el sacrificio de despertarte en el momento en que llegó la canción, la inspiración, estás corriendo el riesgo de perder algo que vale la pena”.

 ¿Qué significa ser el Caballero del Son?

“Ser El Caballero del Son es un orgullo y un compromiso. Un Caballero tiene que actuar como tal en todos los momentos, sea del Son o no. Es una distinción que te has ganado por alguien que entendió que era un seudónimo que te venía bien. Recuerdo que fue un periodista venezolano. Él puede haber sugerido el seudónimo y el pueblo aceptarlo o no. Es un orgullo que lo hayan hecho y ser el Caballero del Son”.

Cuba
Roma, 19 may (Prensa Latina) Con un evento en la sede de la asociación italiana Semilla de Paz, ubicada en la comunidad de Tarquinia, provincia de Viterbo, dio inicio hoy el VII Foro Timbalaye de la cultura cubana, informaron sus organizadores...
La Habana, 18 may (Prensa Latina) La Academia de Ciencias de Cuba concedió a la investigación Cuba indígena hoy. Sus rostros y ADN, el Premio Ciencias Sociales y Humanísticas 2023....
La Habana, 15 may (Prensa Latina) El pianista y compositor Frank Fernández se alzó hoy con el máximo galardón en la gala de premiaciones de la edición 27 de la Feria Internacional de la Industria Musical Cubadisco, ...
Lo último
La Columna
La Revista